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Voto de Chagolate con churros:
8
Drama Estados Unidos, años 50. Jack (Hunter McCracken) es un niño que vive con sus hermanos y sus padres. Mientras que su madre (Jessica Chastain) encarna el amor y la ternura, su padre (Brad Pitt) representa la severidad, pues la cree necesaria para enseñarle al niño a enfrentarse a un mundo hostil. Ese proceso de formación se extiende desde la niñez hasta la edad adulta. Es entonces cuando Jack (Sean Penn) evoca los momentos trascendentes ... [+]
23 de septiembre de 2011
27 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Qué insignificancia!

De pequeño, sobre todo, porque hay acciones que quedan adheridos a la existencia, me escondía entre las sábanas de la cama. Alzaba un brazo y lo sostenía en alto, formando una cueva uterina, y escuchaba mi propia respiración, el roce con la piel, la luz mortecina que luchaba por llegar del exterior. Y pasaba, o paso, largos minutos de sensaciones embrionarias. Todo el exterior me parece magnificado. Incluso el tiempo corre más deprisa porque no existe física que funcione igual en dos mundos distintos.

Me veo desde arriba mientras todavía permanezco agazapado. Más allá del techo que no existe. Enrollado en la cama, con la cabeza escondida, y pienso en la insignificancia.

Grumers surant per s'aigo, fantasmals, perillosos... seductors.

Y la calle, de urbanitas acomodados, con su jardín y sus trincheras, permanece tan ajena. La nuestra, nuestra calle. Y ella anda como levitando, y él la acecha a escasos metros... ¡cuánta insignificancia!

No hallo lírica en imágenes documentadas, porque no veo lírica si el hombre no permanece. Y es por tanto, en su unión cuando la vida, su árbol, los pies descalzos y las nebulosas del Hubble nos narran lo que ya nos contó Whitman.

Sé que soy inmortal.
Sé que la órbita que describo no puede medirse con el
compás del carpintero;
Que no me perderé como  la espiral que  traza un niño jugando con un tizón encendido.
(...)
Un mundo me contempla, el más inmenso para mí, soy yo mismo;
Y si llego a mi destino hoy, o dentro de diez mil, o diez millones de años,
Puedo aceptarlo alegremente o esperar con la misma alegría.
La base donde apoyo mis pies es de granito,
Me río de lo que llamas disolución;
Porque conozco la magnitud del tiempo.

A estas alturas, entre pellizcos y unicornios, sobran resoluciones, sobran puertas estelares, ascensores vehiculares, y familiares que se esperan. A estas alturas, señor mío, olvida ya, que hora es, el pensamiento del afligido, olvida susurrar en off; porque sólo la imagen y su sonido, debe prevalecer. Aunque en otros mundos, no caminen a la misma velocidad.

Entonces salgo rápido y extasiado, con sudores y ojos entornados. Lleno, por reflejo, los pulmones de un aire frío y extraño; y toda la insignificancia muere con los primeros rayos de luz. Ya estoy aquí,

y sé que soy inmortal.
Chagolate con churros
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