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Voto de Chagolate con churros:
7
Drama. Intriga En la Nueva Orleans de 1937, una rica viuda, la señora Venable, ofrece al doctor Cukrowicz los fondos para crear un hospital a condición de que practique una lobotomía a su sobrina Catherine. La señora Venable se encuentra perturbada por la reciente muerte en Europa de su hijo Sebastian, con quien solía viajar todos los veranos, salvo el último, en el que Sebastian prefirió llevar como acompañante a su prima Catherine. (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2009
92 de 105 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rose Williams sufre una esquizofrenia paranoide. Sus padres deciden someterla a una lobotomía tras el fracaso de los fármacos. El resultado es tremendo. Rose deja de ser violenta, sus ataques desaparecen, la calma vuelve a existir en la familia Williams: Rose queda idiotizada para el resto de su vida.

Rose tiene un hermano alcohólico, homosexual y dramaturgo que siempre se mantuvo cercano a su hermana y se opuso a la operación quirúrgica que sus padres consintieron. Tras intentar que todo el mundo entendiera la enfermedad de su hermana con la obra “Un tranvía llamado Deseo”, Tennessee Williams escribe “Suddenly, Last Summer” donde carga de manera directa contra esta práctica quirúrgica que en EUA se puso de moda inutilizando a un número indeterminado de pacientes.

Dos mujeres tiene la culpa de que podamos disfrutar de manera malsana en esta película sórdida, áspera y lenta: la supuesta enferma mental Catherine Holly (Elizabeth Taylor) y la madre don síndrome de Electra, Violet Venable (Katharine Hepburn). El neurocirujano Cukrowicz (Montgomery Cliff), no es más que un intermediario para que ambas mujeres nos arrastren al mundo de Sebastian.

Sentimos el agobio nada más llegar al jardín de Sebastian, el hijo fallecido de Violet en el último verano, y no hay atisbo de duda de que nada agradable nos espera mientras gozamos de esta película.

Dos personajes, quizá junto con el doctor los únicos en apariencia sanos mentalmente, la madre de Catherine (Mercedes McCambridge) y su hermano (Gary Raymond) son retratados con una dureza descomunal, me imagino, que plasmando de manera despiadada a la propia familia del dramaturgo por permitir la operación de su hermana Rose.

“De repente, el último verano” es toda una lección de cine, al menos hasta los minutos finales, donde un flashbacks rompe la película en mil pedazos. Y es que, hasta ese momento, el estupendo guión de Williams, había conseguido verter toda la información del pasado sin recurrir por ello a los flashbacks, consiguiendo una cinta con un tono completamente asfixiante. Sus últimos minutos todo se vuelve evidente y la forzada declaración de Catherine quita misterio y terror al personaje desconocido: Sebastian. Como en su anterior adaptación a la gran pantalla (La gata sobre el tejado de zinc) la película no trata abiertamente de la homosexualidad, aún así, Williams supo como hablar de un tema que no quería ser hablado en aquellos años.
Chagolate con churros
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