Nos encontramos en 1957, con un Indy canoso y envejecido, pero que conserva intacta su valentía y determinación, y como no, aquel magnético y seductor sentido del humor que todos temíamos echar en falta. Sus enemigos ya no son los nazis, derrotados en la Segunda Guerra Mundial, sinó los agentes soviéticos de la KGB, encabezados por la doctora Irina Spalko, brazo derecho de Stalin, interpretada por una Cate Blanchett que está que se sale.

Los comunistas soviéticos, van en busca del arma más poderosa que el ser humano pudiera imaginar, y que se halla en el corazón del Perú, en la mítica Akator, la ciudad legendaria construida íntegramente de oro, también conocida como El Dorado que buscaron los conquistadores españoles en el siglo XVI. Para ello, secuestrarán a unos viejos amigos del Dr. Jones, que les podrían ayudar a encontrala. Cuando Indy es informado del secuestro de sus amigos, la búsqueda de Akator se convertirá en una de sus nuevas aventuras, y viajará al Perú con su gastado sombrero y su inseparable látigo, y en compañía de un joven rebelde llamado Mutt.

Y entonces el tándem George Lucas, Steven Spielberg y David Koepp (para quién no conozca a este último diré que es, sin lugar a dudas, uno de los mejores guionistas de Hollywood), ponen sobre la mesa su derroche de imaginación y sentido del humor, siendo fieles a los principios que convirtieron a la trilogía de Indiana Jones en una saga irrepetible. Peripecias varias, porrazos, chistes en los momentos de más alta tensión, hormigas carnívoras, culturas tribales que disparan dardos venenosos, indígenas con el culo destapado, motos a alta velocidad dentro de la biblioteca de la universidad, más porrazos, cascadas, monos, escorpiones, profanación de tumbas, persecuciones entretenidísmas, arenas movedizas, acción de primer nivel, forcegeos con los de la KGB a puñetazo limpio, acrobacias imposibles, bombas nucleares, neveras, y ante todo mucha imaginación y sentido del humor, el tono cómico no se pierde en ningún instante de la narración. Indiana Jones es adictivo, y sigue siendo un seductor a sus sesenta y pico. Harrison Ford rescata en esta película a su personaje de forma épica.

Y para los incondicionales no faltarán múltiples referencias a las otras tres películas. La foto se Henry Jones (Sean Connery), el padre de Indy, en la mesa de su escritorio. Una escena que rememora el pánico que Indy tiene hacia las serpientes. Y como guinda, la reaparición de un antigo personaje que revelará un descubrimiento que cambiará la vida del informal e incorregible Dr. Jones.

¡A disfrutar! ¡Indiana Jones vuelve a empuñar su látigo con fuerza!