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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
8
Drama. Romance Humbert es un europeo culto, brillante y atractivo que se instala en una ciudad de Nueva Inglaterra como profesor. Una vez allí, se hospeda en casa de Charlotte, una voluptuosa viuda, que ve en Humbert la encarnación de sus fantasías provincianas. Pero Humbert oculta una herida envenenada: el recuerdo de un frustrado amor de adolescencia. Por eso, Lolita, la hija de Charlotte, se le aparece a Humbert como la materialización de sus sueños. (FILMAFFINITY) [+]
19 de junio de 2007
120 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Lolita que nos presenta Adrian Lyne tiene mucho más que ver con un ser humano, perverso, pero humano, que la que nos dejó Kubrick, plagada de excesos, lejana, nunca apasionada, que reducía a sus protagonistas, Sue Lyon y Peter Sellers al estereotipo más burdo y distante.
Esta Lolita es sin lugar a dudas una obra infravalorada, a la que la polémica de su momento de estreno ni mucho menos ayudó (en ¡¡¡¡¡¡1995!!!!!!!), sufriendo el acoso y derribo de los sectores más reaccionarios de la sociedad que no vieron más allá del estereotipo de la historia de un hombre maduro y una niña de 12 años.
Pero esta Lolita no es ni mucho menos la obra morbosa que muchos quisieron ver, sino un complejo y duro retrato de una obsesión, que es fiel a su referente, es fiel a sus personajes, y es fiel a la audiencia, algo que no se pude decir de la anterior versión. En el continuo viaje de Humbert y Lolita vamos descubriendo las motivaciones y los motivos del dolor que sienten el uno por el otro, lo que en parte les ha unido, y lo que en parte no puede separarles. El caráter destructivo de ella y el autodestructivo de él cran una bomba de relojería que por mucho que oculten o nieguen explotará dañando a todos los que alcance. El uso en esta película del personaje de Quilty lo que hace es integrarlo en la historia a modo de perfil perverso de Humbret, de ahí su ensañamiento al encontrarse con él.
Desde un punto de vista técnico, Lolita es una bellísima reconstrucción de ese viaje en el que Adrian Lyne nos enseña los bellos Estados Unidos y en el que el autor da un paso más en la madurez artística que supone se carrera, desde los duros ochenta hasta la excelente Infiel, pese a que muchos de los excesos de su cine aún están patentes en Lolita.
Y por último, Jeremy Irons vuelve a su personaje favorito, aquél de moralidad confusa, de perversidad cuestionable, per en este caso añade en él un halo romántico y patético que hace de su duro y dificil Humbert una interpretación casi perfecta, casi tanto como el de la malograda Dominique Swain, Lolita perfecta, Lolita perversa, triunfadora en su tour force interpretativo, valiente, conmovedora, despreciable, y poseedora de esa belleza triste de la que hablaban Navokov y Humbert. Por último Griffith hace su última gran interpretación en el cine demostrando porqué llegó a tener el nombre que tuvo, ya que su Charlotte es una auténtica cascada de matices, que consigue una incuestionable presencia en su breve papel.
La película es acompañada asímismo por un ambiente romántico que la hace opresiva y bella, y una maravillosa música de Ennio Morricone.
jaly
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