Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
8
Drama Alegato antinuclear basado en hechos reales. En 1974, Karen Silkwood (Meryl Streep), trabajadora y sindicalista de una central nuclear de Oklahoma, recoge pruebas e indicios que demuestran la ineficacia de las medidas de seguridad de la planta. Esa actitud la enemistará tanto con sus compañeros de trabajo como con los dirigentes de la central. (FILMAFFINITY)
6 de julio de 2009
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Silkwood es una película necesaria y valiente sobre una mujer que llegó a dar su vida por denunciar las irregularidades que se dieron en la planta nuclear en la que trabajaba mano a mano con plutonio, y como sustancias altamente tóxicas eran expuestas a los trabajadores con el único fin de una producción mayor y unos mayores beneficios. Lógica Capitalista. Un tema tan espinoso y monótono como este fue tratado por Nichols con respeto y seriedad, pero a su vez construyó de la mano de un guión de hierro, unos conflictos y unos personajes cinematográficos inolvidables.

Como siempre en las cintas de Nichols, la historia es la base de unas subtramas que es lo que dan poder a sus películas. La descripción de personas y personajes y como viven en el mundo que les ha tocado, y sobre todo, como les afecta a su carácter los problemas con los que se encuentran. En este caso los personajes viven en un mundo simple y gris, pero sus emociones son torrentes de matices que un guión excepcional, verídico, adulto, detalla con precisión, a la par que pone en boca y cuerpo de unos maravillosos actores, ese suceso inhumano y tan propio de los humanos.

Karen Silkwood fue una mujer excepcional y su historia merecía ser contada. Y Meryl Streep, en la primera etapa de su carrera, borda el papel. La actriz hacía gala en sus prometedores comienzos de una versatilidad envidiable. Podía vivir el mayor drama humano en La decisión de Sophie. Podía ser una compleja heroína romántica en La mujer del Teniente Francés o Memorias de África. Y podía ser esta mujer vital, extrovertida, desinhibida, impulsiva, dura, desde el primer fotograma de Silkwood. Todo su cuerpo resucita a Karen Silkwood, su compromiso con el papel que interpreta, esa mujer despreocupada que acaba por guiarse por unos principios morales que, seguramente, la llevaron a la tumba. A lo largo del film asistimos a la descomposición emocional del personaje protagonista, pero también a la aleación de sus principios, de la lucha por una causa justa, y de, como dice la fantástica canción de Joan Baez, su consecución de la libertad.
jaly
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow