Los argumentos y los repartos de las películas de Fred Shepisi siempre prometen más de lo que dan. El cineasta suele perderse en vericuetos intrascendentales en sus tramas, y por ello sus historias acaban quedando algo diluidas, como contadas a medio gas, pese a que todas ellas son historias interesantes y hasta inusuales en el panorama cinematográfico.

En su primera reunión con Meryl Streep, Shepisi quiere contar una historia a primera vista de lo más atractiva: que pasó con aquellas personas que vivieron la Segunda Gran Guerra Mundial pero no les afectó de manera traumática, no perdieron seres queridos, ni su posición económica flaqueó, pero llevaron en su memoria el recuerdo de esa guerra, cómo construyeron sus vidas tras eso, si afectó de alguna manera a su forma de desenvolverse en el mundo.

En Plenty se nos cuenta la odisea vital tras el conflicto de Susan Traherne, una mujer bien posicionada económicamente que ayudó a la resistencia en Francia en los años del conflicto, pero que tras su fin, no consigue orientar su vida (emocional sobre todo), para que tenga sentido. Todo lo que le rodea ha perdido importancia, desde amantes hasta amigos, pues su lucha por la causa mimetiza todos los problemas posteriores de su rutinaria vida.

El planteamiento es de lo más interesante, cuenta con una magnífica actriz que, cómo no, hace un papel ejemplar en Plenty, ya que aunque su personaje nunca acabe por caer simpático, la labor de Streep se camufla en otro físico y en otra vida.

Pero la cinta es deslavazada y algo arrítmica, repleta de elipsis y saltos temporales no demasiado bien explicados, casi tanto como el conflicto de la protagonista, que es abstracto y lejano, y precisamente por eso debería haber sido contado de manera concreta y plausible.

De todas formas, esta olvidada cinta debe ser reconocida por su original enfoque al gran conflicto del Siglo XX y sus consecuencias; y por apreciar una vez más las ilimitadas dotes de Meryl Streep.