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Voto de LennyNero:
2
3,8
2.459
Terror. Acción
Ópera prima de Daniel Benmayor, que como su nombre indica se basa en el juego del paintball: cuando un grupo de 8 personas se apuntan para jugar, 8 personas muy distintas entre sí y que no se conocían previamente, ni tampoco el bosque donde son llevados. Son llevados hasta allí con los ojos vendados y no tardarán en darse cuenta de que son perseguidos por alguien que empezará a matarlos. (FILMAFFINITY)
2 de febrero de 2010
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La intención de Julio Fernández al crear su productora Fantastic Factory sería digna de elogio. Efectivamente, la apuesta por resucitar el género de terror y fantástico en nuestro país, rescatándolo del armario de la cutrez de segunda estantería de videoclub de barrio, se antojaba como algo refrescante y ante todo necesario ante tanto cine español siempre oscilando entre la corrección política de los tótems presuntamente intocables como Amenabar y/o Almodóvar, la españolada rancia (entendida como esa comedia oportunista de chascarrillos sexuales ya anacrónicos) y los aburridos y maniqueos films de la Guerra Civil Española.
Pero como se suele decir, el camino del infierno está pavimentado de buenas intenciones, y eso es precisamente lo que está pasando con las películas pergeñadas desde la productora ya citada. No se puede vivir exclusivamente de un cierto buenismo como justificación a una trayectoria plagada de films absolutamente execrables(aunque podemos encontrar honrosas excepciones como The Machinist, Brad Anderson 2004) que más que revitalizar el género están consiguiendo dar la razón a toda esa corriente crítica empeñada en invisibilizarlo, de reducirlo a divertimento gamberro de nula capacidad para generar algo cinematográficamente interesante.
El último ejemplo de esto es Paintball, película fácilmente inscribible en el survival horror, donde asistiremos una vez más a la ya manida trama de cazador solitario eliminando uno por uno a los miembros de un grupo que se manifestará impotente ante los acontecimientos. Que un argumento como este caiga en lo previsible y que sea incapaz de aportar ninguna sorpresa entra dentro lo esperable, el problema sin embargo llega en cuanto todo el engranaje fílmico queda reducido a auténticas ruinas de lo que deberia ser una película y lo que desfila ante nuestros ojos se resume en lo que se podría calificar de despropósito de director amateur con ínfulas de cineasta serio.
No se puede negar la vocación de inmediatez. Desde el minuto de película se nos adentra en una vorágine vertiginosa de imágenes y acción que junto a lo reducido del metraje podría haber generado cuando menos un producto compacto, directo, tan fácilmente digerible como olvidable. Sin embargo el resultado no es más que un delirio visual, con una cámara que confunde el dinamismo con el atropello visual y que se limita a moverse entre lo aleatorio de los puntos de vista mostrado, el uso indiscriminado de recursos y el descontrol que supone suponer que la cámara en mano puede utilizarse como un video doméstico. El resultado final ofrece pues una sensación de mareo constante, de descolocación contextual, de película estéticamente repelente a la vista. (sigue en spoiler)
Pero como se suele decir, el camino del infierno está pavimentado de buenas intenciones, y eso es precisamente lo que está pasando con las películas pergeñadas desde la productora ya citada. No se puede vivir exclusivamente de un cierto buenismo como justificación a una trayectoria plagada de films absolutamente execrables(aunque podemos encontrar honrosas excepciones como The Machinist, Brad Anderson 2004) que más que revitalizar el género están consiguiendo dar la razón a toda esa corriente crítica empeñada en invisibilizarlo, de reducirlo a divertimento gamberro de nula capacidad para generar algo cinematográficamente interesante.
El último ejemplo de esto es Paintball, película fácilmente inscribible en el survival horror, donde asistiremos una vez más a la ya manida trama de cazador solitario eliminando uno por uno a los miembros de un grupo que se manifestará impotente ante los acontecimientos. Que un argumento como este caiga en lo previsible y que sea incapaz de aportar ninguna sorpresa entra dentro lo esperable, el problema sin embargo llega en cuanto todo el engranaje fílmico queda reducido a auténticas ruinas de lo que deberia ser una película y lo que desfila ante nuestros ojos se resume en lo que se podría calificar de despropósito de director amateur con ínfulas de cineasta serio.
No se puede negar la vocación de inmediatez. Desde el minuto de película se nos adentra en una vorágine vertiginosa de imágenes y acción que junto a lo reducido del metraje podría haber generado cuando menos un producto compacto, directo, tan fácilmente digerible como olvidable. Sin embargo el resultado no es más que un delirio visual, con una cámara que confunde el dinamismo con el atropello visual y que se limita a moverse entre lo aleatorio de los puntos de vista mostrado, el uso indiscriminado de recursos y el descontrol que supone suponer que la cámara en mano puede utilizarse como un video doméstico. El resultado final ofrece pues una sensación de mareo constante, de descolocación contextual, de película estéticamente repelente a la vista. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Aún resultando este un problema que por si solo ya sería definitivo, parece que, más que una preocupación por resolver correctamente los aspectos técnicos, haya habido una conspiración global para conseguir la peor realización posible. Esto queda plasmado en diversos aspectos como la nula repercusión que un paraje agreste como el mostrado tiene en el desarrollo psicológico de los personajes o, precisamente hablando de ellos, su reducción a meros arquetipos sin ninguna clase de interés, con una planicie absoluta en sus actuaciones y unos diálogos que rozan la indigencia intelectual amén de no aportar absolutamente nada al desarrollo del film.
¿Cual es pues el objetivo de Paintball? Evidentemente no es esta una película pensada para trascender en lo artístico, pero se supone que sí venía a cubrir las necesidades de un cierto público palomitero sin más ansias que pasar un rato entretenido entre sustos y una tensión más o menos moderada. Pretensiones que se ven frustradas ante todo por la evidente falta de talento y la permanente sensación que flota en el metraje de desgana absoluta en su realización. Esta es posiblemente una película que podría marcar un nuevo standard en cuanto a convertirse en referencia sobre como no se debe rodar un film. La suerte para Paintball es que este espacio ya ha sido ocupado este año por Luna Nueva. Al menos esta nueva producción de Julio Fernández podrá argumentar que tenía mucho menos presupuesto que esta última.
¿Cual es pues el objetivo de Paintball? Evidentemente no es esta una película pensada para trascender en lo artístico, pero se supone que sí venía a cubrir las necesidades de un cierto público palomitero sin más ansias que pasar un rato entretenido entre sustos y una tensión más o menos moderada. Pretensiones que se ven frustradas ante todo por la evidente falta de talento y la permanente sensación que flota en el metraje de desgana absoluta en su realización. Esta es posiblemente una película que podría marcar un nuevo standard en cuanto a convertirse en referencia sobre como no se debe rodar un film. La suerte para Paintball es que este espacio ya ha sido ocupado este año por Luna Nueva. Al menos esta nueva producción de Julio Fernández podrá argumentar que tenía mucho menos presupuesto que esta última.