Cuando se ofrece un producto tan original y divertido como "Feast", lo que menos se desea es que la amenaza de secuela presente en el film se materialice. Lo peor del caso es cuando ves que esa temor se convierte en realidad y encima ejecutado por el mismo director, lo que da que pensar que, si realizar secuelas inncesarias es un ejercicio de desvituación, cuando lo hace el mismo realizador se convierte no sólo en un acto futil, sino en un ejercicio de sadomasoquismo.

Por suerte el tal John Gulager parece ser consciente de ello, y lejos de ofrecer otra ración de lo mismo, sólo que ajada, decide que la mejor manera de realizar un secuela es rompiendo los códigos de la primera parte, y ofrecer un espectáculo completamente diferente al de su predecesora.
Justamente eso es lo que se nos muestra en Feast, un ejercicio donde, aunque la situación y enemigos son viejos conocidos de la audiencia, lo que prima es la radicalidad y la crueldad sin mesura, sin dar ni el más leve resquicio al sentido del humor.

Porque en esta secuela de lo que se trata en el fondo no es de la lucha del ser humano contra una amenaza implacable. De lo que va el film es de mostrar que el mayor peligro de todos es el ser humano. Así, aunque la presencia de las criaturas es constante, no deja de ser un telón de fondo, un mero recurso argumental pra mostrar que en situaciones límite el ser humano no se une, no aparca sus diferencias, no se convierte en bondadoso, sino que saca todas sus miserias al aire, convirtiéndose en el depredador más implacable de su propia especie.

Aunque el estilo visual sigue siendo el mismo, lo mostrado en pantalla se estira hasta los límites de todo lo concerniente al género, la sangre, las visceras, el horror y un humor negro, negrísimo, cuya único función es dejar en el espectador el poso de la amargura que produce ver que no hay heroes, ni siquiera antiheroes, sólo una lucha entre semejantes para ver quien es más miserable.

Por todo ello "Feast II" es una pequeña joya, no sólo por ser una secuela superior en todos los aspectos a su original, sino porque se muestra libre y deshinibida. Pero tambien porque hace que el uso de lo cafre no devenga gratuito sino una forma de tomar partido por quíen menos te lo esperas. Casi un mensaje diciéndonos que los humanos están atrapados, sí, pero por su propia maldad y que, en el fondo lo único que hacen las criaturas del film es redimirlos de la única forma posible; con la muerte.

Lo mejor: Su capacidad de cambiar el tono de la primera parte
Lo peor: Algún que otro exceso de líquidos desagradables.