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España España · Getxo (Bizkaia)
Voto de Rober:
7
Western. Aventuras Missouri, 1843. El senador William J. Tudlock (Douglas) busca colonos voluntarios que lo acompañen hasta Oregón. Será un viaje de 2.500 km. lleno de penalidades y peligros, que exige atravesar territorio indio. Para guiar a la caravana cuentan con el veterano explorador Summers (Robert Mitchum), experto conocedor del camino. (FILMAFFINITY)
18 de diciembre de 2009
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda todos los hallazgos (y posteriores conquistas) de nuevas tierras a lo largo de la historia de la humanidad han sido enormemente emocionantes, excitantes. Rumbo a lo desconocido. Nuevos soles, nuevas tierras, nuevos seres vivos, paraisos inimaginables donde espera la felicidad.
Pero si alguna vez el cine ha expresado (no pocas veces) estas maravillosas sensaciones, ha sido en la "conquista del oeste"; en los innumerables westerns donde se abren continuamente nuevos horizontes (horizontes terrenales, horizontes sensoriales..).
Films en los que las caravanas avanzan por las grandes praderas. Esas enormes cabalgatas que acaban (cuando acaban) en los confines de América, en el Pacífico, en Oregón. La nueva Tierra Prometida, la nueva Jerusalén.
Camino de Oregón es una lujosísima producción, que aun estando muy lejos de lo mejor del género, cumple las expectativas básicas. Y se queda en estas expectativas básicas por falta de imaginación, de alma, quizá de un director menos rutinario y cumplidor (Andrew V. McLagen).
Aún así, emociona ver esas familias que dejan un mundo conocido para tratar de alcanzar otro desconocido, del que solo han oído hablar; un paraíso, una quimera. Todas sus ilusiones dentro de unas carretas. Y cruzan (a mitad del siglo XIX) más de 2000 kilómetros, desde Missouri hasta Oregón. Y es que Oregón y sus magníficas praderas y tierras fértiles se respira desde la lejanía. El principio y el final son lo mejor de la película.
Por el camino ocurre lo esperable: amores, odios, luchas por el liderazgo, accidentes, muertes y (cómo no) indios. En este caso, indios respetados y muy respetables.
Y llegamos a los actores. Poco se puede decir de Kirk Douglas, Robert Mitchum y (quizá en un escalón menor), Richard Widmark.
Impresionante Douglas, dolido profundamente por las muertes de sus seres queridos, violento, autoritario, pero con una sola determinación: construir la ciudad de Oregón, casi a cualquier precio.
Y para el final, como plato fuerte, Robert Mitchum. Cazador, viajero, libertario, descreido, enfermo de tristeza por la muerte de su único amor, una mujer india. Y casi ciego. Impresionante el personaje y el Sr Mitchum
Rober
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