Mi momento de felicidad por acudir al estreno de la nueva peli de James Bond en Reino Unido fue bastante efímero. Al paso de unos pocos minutos, empecé a tener la misma sensación que cuando vi "Los 4 Fantásticos" de Roger Corman. Aquello parecía la versión porno de lo que uno podría esperar ver, simplemente con la sutileza de haber eliminado las escenas de sexo propiamente dichas. Ese es, grosso modo, el nivel de elaboración de la película. Al menos con la de Corman te echas unas risas, con esta ni eso.

Es obvio que la parte de espionaje del personaje está muerta y enterrada desde hace tiempo y que el pobre Roger Moore debe estar muriéndose por dentro. Por no irse muy lejos, "El Soldado de Invierno" parece dirigida por Alfred Hitchcock en comparación, y da una muestra de cómo puede combinarse acción y espionaje de forma acertada. Pero dando todo ello por asumido, esta cinta también falla como película únicamente de acción. El ritmo se interrumpe constantemente con escenas estúpidas e innecesarias, todo -absolutamente todo- es extremadamente previsible y, en cuanto al cuerpo a cuerpo, sigue la moda de filmar a un palmo de distancia y con un vibrador incorporado en la cámara, de forma que el espectador no pueda ver un carajo y las carencias de las coreografías queden disimuladas en la medida de lo posible.

No da para mucho más análisis. Simplemente destacar la aberración que supone desperdiciar a Christoph Waltz y Ralph Fiennes en esa planicie de papeles.