Lo que hace Cuarón en 'Roma', en el que es su regreso a su país tras años rodando con éxito en los USA (con un Oscar a la mejor dirección incluido), es impresionante. Visualmente es una obra sublime, por esa bellísima fotografía, esa cuidadísima y minuciosa ambientación, y por el maestro uso de la cámara, con una ejecución de los planos perfecta.

Pero no queda la cosa ahí, claro, porque esto únicamente no hace a una obra cinematogtráfica ser excelente; la historia es contemplativa y sencilla, pero cuando te quieres dar cuenta estás involucrado con esa familia; vives en esa hacienda con ellos, contemplando su rutina vital en una época en cualquier caso no precisamente rutinaria, que también (y tan bien) refleja la película.

Se le puede poner una pega: los planos son a veces algo largos de más, pero como al mismo tiempo son hermosísimos, se disfruta contemplándolos. Cuarón merece otro Oscar a la mejor dirección, que ganará con toda seguridad.

Y también sabe emocionar en muchos momentos, con el homenaje hace a esas mujeres, las criadas que vivían internas en las casas donde trabajaban, en una época fundamentalmente clasista. Es el caso de la protagonista, Yalitza Aparicio, que sabe reflejar muy bien con su mirada y actitud su drama personal e inquietudes. Se transmite perfectamente su cariño hacia los niños, y el de estos hacia ella, ya que conviven con ella más que con los propios padres.

Y por contemplativa que la película sea en reflejar la rutina familiar, también sabe mostrarnos así mismo las revueltas estudiantiles de ese México setentero, así como momentos intensos como el del terremoto, el parto de la protagonista, la sesión de cine, la playa, etc...

En definitiva: una obra de arte, y uno de los hitos cinematográficos de este 2018 que concluye.