Pese a tener una calidad formal más que decente, y ofrecer imágenes potentes y de gran fuerza visual, especialmente las surreales (ese caballo en el río, bajo la niebla, y... en otros lares más insólitos; o algunas fantasmagóricas) no me convence especialmente ni la historia que cuenta, ni la manera de estar contada, por su dispersión e inconcreción.

Sentimientos encontrados, pues, los que me produce esta película ucraniana (cinematografía realmente poco conocida y casi insólita incluso en los festivales nacionales habituales, no digamos en la cartelera...), con la que he inaugurado mi particular Atlántida Film Fest de este verano, que cumple su 9a edición.