La mejor sorpresa que depara esta nueva versión de la conocida novela de J.M. Barrie es que, contra todo pronóstico o prejuicio, no cae en la trampa de la ñoñería fácil tan habitual en el cine dirigido a niños, y se distancia de la que ya realizó Spielberg en la más edulcorada y sensiblera 'Hook'.

La película funciona bien como cine de aventuras, aunque a veces confunda sentido del ritmo con precipitación, y también tiene una mayor carga de profundidad y reflexión sobre lo que supone crecer y asumir responsabilidades, auténtico leit motiv temático de la historia de Peter Pan.

Otro acierto de este Peter Pan es precisamente la elección del quinceañero Jeremy Sumpter, de rostro agradable y simpático, para dar vida al personaje. También es acertada la representación física de Wendy y de la divertida cuadrilla que interpreta a los niños perdidos de Nunca Jamás.