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Voto de Tony Montana:
8
Acción. Aventuras. Thriller. Romance La hija adolescente de un rico hacendado mexicano se ha quedado embarazada. El padre es, al parecer, Alfredo García, un antiguo colaborador y amigo de la familia, por cuya cabeza se ofrece una recompensa de un millón de dólares. (FILMAFFINITY)
30 de abril de 2006
77 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el cine de Peckinpah, todas las mujeres son zorras, y todos los hombres unos pendencieros borrachos hijos de puta. Es una regla que se cumple en la mayor parte de su filmografía, y esta, por supuesto, no es una excepción. Aquí la trama tiene, como siempre en el cine de este borracho genial, a un auténtico perdedor como protagonista. Lo vemos al principio en su cantina, Benny es como Rick Blaine pero sin glamour y sin carisma. Un auténtico bala perdida que va vagando por la vida sin un rumbo fijo, y que se agarra al último clavo ardiendo que le ofrece la vida, su novia Elita, otra de las putas de Peckinpah.

Benny, al enterarse de la oferta, inicia un viaje aparentemente sencillo que, tras varios altercados, irá complicándose, y se convertirá en un auténtico descenso a los infiernos. Si todo comenzó como un viaje motivado por el dinero, conforme avanza la historia, y pierde aquello que ama, Benny se convierte en un auténtico animal, guiado por las ansias de venganza, lleno de odio contra todo aquello que representa la cabeza, por cuantas vidas se cobra el dichoso Alfredo, aunque la propia cabeza de Alfredo le servirá como un inusual compañero de viaje, alguien con quien hablar y a quien le confesara sus penas, sus pecados, y sus sentimientos. Dos historias bien diferenciadas son las que encuentra el espectador: antes y después de encontrar la cabeza. A partir de aquí, todo el mundo de Benny se desborda, y resulta extremadamente surrealista, el ver a un hombre lleno de odio hacia todo, incluso hacia su prometida, hablando con una cabeza a la que, por supuesto también odia. Borracho como una cuba, y lleno de odio, intentará acabar con todo aquello que no le permite vivir, ya que, tras perder lo poco que le quedaba, se da cuenta de que nada le hace feliz, e intentará acabar con quien ha organizado todo este embrollo, y, al igual que un antihéroe de western crepúscular, un inadaptado, lo solucionará todo pistola en mano.

La película contiene las constantes de Peckinpah. La violencia siempre presente en la sociedad, la misoginia recalcitrante de la que hacen gala todos los personajes, el desencanto con el mundo, etc... todo ello aderezado con su conocida ultraviolencia, en la que se recrea mediante el uso de su ya conocido montaje en cámara lenta, y su menos conocido lirismo, que impregna algunas de las mejores escenas de la película. Resulta bastante difícil de creer que esta película la dirigiese un solo hombre en su totalidad, pues hay un gran contraste entre las escenas " peckinpahsianas " y las maravillosas escenas liricas, llenas de grandes diálogos y de una fuerza sentimental que pocas veces se asocia a Peckinpah. Y todo ello en ese mundo fronterizo sucio, corrupto, maloliente que todos asociamos al cine del director americano.
Tony Montana
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