Quizás no tan significativo, pero ver a Tom Cruise encarnando aquí al modélico y genial asesino Vincent, es tan sorprendente como ver al gran Fonda en Hasta que llegó su hora interpretando a un asesino despiadado. La gran diferencia es que Leone, a diferencia del Mann, no le da a su personaje un final preciosista y épico, y este es quizás el gran fallo de Collaterall.

Partiendo desde la base que nos ofrece el argumento, Mann construye una película con un ritmo vertiginoso, que no sufre ninguna pausa durante todo el metraje. Mann coloca la cámara en el mejor puesto posible, aunque sea incluso a veces incómoda para el espectador. Algo particularmente notable en las escenas rodadas en el interior del taxi, pues le dotan de un dinamismo y un interés que pocas secuencias de diálogo consiguen en el cine moderno.

Los personajes están muy bien interpretados. Desde el pequeño papel de Bardem, aunque algo ridiculo con ese acento cubano, o Irma P. Hall, pasando por un estupendo Jamie Foxx, para concluir con una de las mejores interpretaciones de Tom Cruise. Está perfecto en todo lo que hace, sin sacar a relucir su característica sonrisa del millón de dólares.

Quizás lo que más destaca del guión es la interesantísima idea de presentarnos la mente de un asesino. Al igual que nos enseñó Sonny Corleone, no se mata por motivos personales, únicamente por negocio. El que conozcamos a un asesino no hace que tengamos que entender sus asesinatos, o que tengamos que entender el por qué lo hace. Y justo eso es lo que le pasa a Foxx, justamente cuando Vincent entra en su santuario ( precioso el detalle de la foto de las islas tropicales ).

Una banda sonora que representa todo el eclecticismo de la ciudad de Los Angeles, y que nos muestra perfectamente cada zona de la gran urbe, con un mero cambio de ritmo musical. A ello contribuye una fotografía estupenda, que nos transmite incluso una agobiante sensacion de mareo... y a todo ello, hay que añadirle un montaje tremendamente soberbio. Las escenas de acción están rodadas y ensambladas como un reloj, perfectamente. La escena de la discoteca me parece sencillamente sublime. Está rodada perfectamente, y me parece antológica, de lo mejor hecho en cine en años. Una auténtica maravilla comprimida en una secuencia de acción.

Mann debería dejarse de biopics insufribles para centrarse en lo que mejor sabe hacer: Magníficos thrillers como este y Heat