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España España · Gijón
Voto de daCapo78:
6
Western Joe es un indio navajo que quiere vengar el ataque a un poblado indio de una banda de matones dirigidos por Marvin "Vee" Duncan, apodado como "el bastardo". Para empezar, y con la ayuda de unas coristas y un pianista, impide que los bandidos desvalijen un tren lleno de dinero. (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco antes de crecerse y recoger de Leone el estandarte del eurowestern mas trascendente (por la vía revolucionaria) para realizar una serie de spaghettis sobrados tanto de ambición como de metraje, el sobrevalorado Corbucci se fogeó en el género con una serie de títulos menos inflados pero si cabe mas interesantes. Pienso sobre todo en la fangosa “Django ” y sobre todo en la sorprendentemente clásica “Los despiadados” (un spaghetti western que no lo parece y lo mejor que he visto suyo hasta la fecha)

Este “Navajo Joe” (de entrada el título no anima, no…) es anterior a ellas y aún lejos de haberle quedado redonda, si que se beneficia del desparpajo y la falta de pretensiones que se echan en falta en obras posteriores como “El gran silencio” o “Compañeros”.

La película puede considerarse incluso una rara avis dentro del contexto del (sub)género al tratar el tema del genocidio indio (el protagonista busca vengarse de los cazadores de cabelleras que mataron a su mujer) y de la figura del mestizo; héroe y villano son las dos caras de la misma moneda al haber sido este último también criado por indios aunque en unas circunstancias bien distintas que le hacen odiar a muerte todo lo indio. En todo caso, este buen apunte de guión llega tarde y apenas le sirve a Corbucci para "dejarlo caer" y añadir un pequeño subidón al ineludible duelo final.

Hasta ese momento la película discurre entre set pieces pintorescas como aquella en la que la planificación nos oculta la identidad de uno de los personajes (intriga pronto desaprovechada), un par de simpre agradecidos asaltos a un tren o el mismo duelo final, además de inumerables planos de Nicoletta Machiavelli (mas agradecidos aún, si bien su personaje tampoco vaya a ningún sitio). Una pena que el descuidado guión pretenda hacernos comulgar con errores de perogrullo como que los villanos sean capaces de hacer que el héroe se entregue pero no de sonsacarle donde está el dinero, o de que después de la soberana paliza que (se entiende) le propina nuestro Algarrobo el protagonista se recupere a la primera de cambio para volver a la carga.

Mención aparte merece el inmenso “A silhouette of doom” de Morricone, merecidamente recuperado por Tarantino, que le sirve a Corbucci para rematar el duelo final y para abrir la película con una imponente persecución por las montañas en la que el director le saca el máximo partido a los parajes almerienses. Un tema tan rotundo, que hace que le perdonemos al maestro la ramplonería del tema principal…
daCapo78
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