Interesante pre-code, uno de tantos ejemplos de cómo las mujeres estaban subiendo en la escala laboral y se hacían valer por sus conocimientos y hábitos de trabajo, y lo polémico que esto resultaba. Kay Francis interpreta a una empresaria editorial moderna, adicta al trabajo, con un esposo que se queda en casa haciendo fiestas o jugando al polo. La polémica viene por el lado de que Francis contrata un secretario y lo hace trabajar de sol a sol, y obviamente éste se enamora de ella. Típica historia de romance de oficina con los roles intercambiados. Kay Francis como siempre fantástica, desenvuelta, muy cómoda en su papel de jefa. No falta el erotismo usual del pre-code, con su dosis de piernas desnudas y escenas pícaras de alcoba.