A priori una película interesante. Ya en el momento de producirse los hechos (año 2000) los telediarios que seguían el culebrón americano de quién iba a ser el próximo presidente daban para una película (incluso una miniserie).

10 años después nos llega esta película amable protagonizada por el muy notable haga lo que haga Kevin Spacey. Es tan caro de ver que aunque la calidad de la cinta tampoco es para poner el grito en el cielo, tan sólo por verlo ya está justificadísimo su visionado.

Vamos al lío pues. Se trata de una película bastante documental de lo que pasó desde el día de las elecciones hasta que el Tribunal Supremo declaró vencedor a Bush. Y uno se pregunta: ¿Por qué verla si ya sé quién ganó? Pues bien, hay un par de razones.

(1) Saber hasta qué punto el sistema electoral americano está podrido.
(2) Disfrutar con buenas interpretaciones.
(3) Seguir una historia que sorprendentemente no se hace aburrida (uno recuerda la generalidad pero la historia, al ser pormenorizada mantiene el interés).

Ahora bien, si le echo algo en cara es que sea menos valiente de lo que podría haber sido ya que al acabar a uno le queda un regusto de película cordial, sin demasiada mala baba. A algunas escenas le faltan el gancho de "El Ala Oeste" (referente obligado) donde los personajes eran más profundos que aquí -y no tiene nada que ver con que una sea una peli y la otra una serie-. En fin, una peli de domingo que, por otro lado, era necesaria.

Lo mejor: es capaz de generar interés y, en ocasiones, tensión. Kevin y sus secundarios.
Lo peor: su deriva a la TV movie y su amabilísima amabilidad.