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México México · Puebla
Voto de wraparty:
1
Comedia. Romance Amanda (Mariana Treviño), terapeuta especializada en ayudar a las mujeres a terminar con relaciones destructivas, vive alejada de los hombres y el compromiso, enfocada en su trabajo y en proteger a su hermana Natalia (Camila Sodi). Cuando descubre que su hermana está enamorada de un patán, emprenderá un plan que la llevará a enfrentarse a su más grande miedo... el amor. (FILMAFFINITY)
24 de octubre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al parecer la industria del cine en México tiene un doble problema: por un lado se encuentran los buenos directores que resultan ser malos vendedores y por otra muy buenos comerciantes que se hacen pasar por realizadores de cine. De esta forma, a pesar de que cada año surgen películas mexicanas que valen la pena, éstas no logran triunfar en cartelera o siquiera ser exhibidas, mientras que cintas bastantes deficientes son las que logran buenos números en taquilla. La justificación más sencilla es culpar al público, argumentando que se le está dando lo que a éste le gusta, respuesta por demás simplista debido a que la solución más bien radicaría en ofrecer algo más que productos desechables de manufactura nacional.

Es así como, tras una invasiva campaña de marketing, se estrenó “Cómo cortar a tu patán” película mexicana que cuenta la historia de Amanda, una terapeuta especializada en la ruptura de relaciones amorosas destructivas que tienen esclavizadas a sus pacientes. Pragmática y evidentemente desentendida del amor, deberá de solucionar el caso más difícil de todos: cómo hacer que su hermana Natalia se dé cuenta de que su novio es un auténtico patán y liberarla así de lo que ella misma define como “apendenamoramiento”. Para ello, recurrirá a Leo para implementar la conocida estrategia del mejor amigo que se convierte en novio, la cual tendrá resultados inesperados (aunque bastante predecibles para la audiencia).

En un intento evidente de aprovechar, e incluso abusar, del éxito que Mariana Treviño ha tenido con su papel de Isabel Iglesias en la serie “Club de Cuervos”, la directora Gabriela Tagliavini realiza una película para lograr el lucimiento de la actriz, con resultados bastante mediocres. Ya que además de que la historia no aporta nada distinto a los clásicos clichés y situaciones trilladas que se presentan en toda comedia mexicana, su ejecución resulta ser pésima. De esta forma, todos los estereotipos están presentes: la pseudo feminista, la inocente soñadora, la chismosa, la urgida, el galán en potencia, el seductor indeseable y una serie de personajes planos que inexplicablemente deben aparecer en todo filme mexicano del siglo XXI.

Por otra parte, los realizadores intentan hipócritamente realizar una aportación al empoderamiento de la mujer con una historia llena de incoherencias, siendo la más reprobable el hecho de que el primer consejo que la “terapeuta” ofrece para superar una ruptura sentimental es buscarse a otro hombre. Asimismo, el guion resulta ser deplorable, mostrando una vez más que los escritores en México insisten en el hecho de que incluir groserías en los diálogos es prioritario para causar gracia aun cuando esto sea innecesario. Por si fuera poco, durante toda la cinta el público tristemente se puede percatar de que la productora tuvo que incluir de forma evidente comerciales de Isuzu, Mr. Músculo, entre otros para financiarla.

Para no desentonar con todo lo anterior, las actuaciones son de muy mala calidad. Mariana Treviño ofrece una interpretación para el olvido en su primer protagónico en la pantalla grande, haciendo que cualquiera que no haya visto un capítulo de “Club de Cuervos” se cuestione por qué es tan querida por el público. Por otra parte, Camila Sodi demuestra con su papel de Natalia que más que películas debe de enfocar sus esfuerzos en protagonizar noticias de espectáculos, mientras que Christopher Von Uckermann hace evidente que su carrera debió de haberse quedado en las telenovelas para adolescentes, ya que su trabajo como Leo es bastante deficiente.

Es así como, en unos tiempos en los cuales se ha decidido aprovechar la coyuntura de la renegociación del Tratado de Libre Comercio para defender a toda costa al cine mexicano de la voracidad de la industria cinematográfica estadounidense, conviene pensar si películas como ésta son un producto que merece la pena defender. La reflexión debe de ser profunda, puesto que no vaya a ser que el intento de proteger a las cintas nacionales “porque sí” resulte contraproducente, privando la exhibición de buenos trabajos extranjeros a un público ávido de buen cine que tendría que conformarse con una cartelera inundada de auténticos “churros” como el que protagonizan Amanda y compañía.

Calificación: TÚ DECIDES.
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