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España España · Madrid
Voto de Gonzalo:
10
Drama Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Grecia sufre la ocupación de las tropas nazis. En esas circunstancias, una compañía teatral realiza una gira por el país, aunque sus representaciones se ven continuamente interrumpidas por los conflictos políticos. Por otra parte, una de las actrices intenta vengarse de su madre a la que responsabiliza de la muerte de su padre. Su hermano, un partisano, la ayudará a satisfacer sus propósitos. (FILMAFFINITY) [+]
1 de noviembre de 2008
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sé bien que hablar de Theo Angelopoulos puede ser como predicar en el desierto. Pero si encima lo hacemos de "El viaje de los comediantes", la más radical y larga de sus películas, la cosa se complica aún más. Es comprensible: la duración media de los planos es de tres o cuatro minutos y son siempre generales; la acción se demora continuamente; la película hace un recorrido por la historia de Grecia entre 1939 y 1952 —de la dictadura del general Metaxas a la del mariscal Papagos (conquistada en las urnas con el eslogan electoral «Autoridad, disciplina, anticomunismo y reconstrucción», ¿alguien da más?), pasando por los cientos de avatares que sufre Grecia durante y después de la Segunda Guerra Mundial— sin hacer ninguna concesión al conocimiento que el espectador tenga de ésta, mezclando diferentes momentos cronológicos en el mismo plano. Todo ello, respuesta a un enfoque político–didáctico que huye del juicio individualizado, pero que afronta desde el ensayo poético la (triste) realidad de un país que es diseccionado de arriba abajo para dejar en carne viva las miserias que marcan el periodo referido. El método narrativo de Angelopoulos —que tiene sus referentes en el teatro de Bertolt Brecht y el cine de Antonioni y el húngaro Miklos Jancso, a su vez influenciado por el italiano— es audaz, pues, al no hacer énfasis en ninguno de los comediantes que dan título a la película, el procedimiento empleado se convierte en radicalmente opuesto a los utilizados —mecanismos basados en la identificación— por el cine clásico, lo que convierte al film en poco asequible al, digamos, espectador medio; incluso al espectador formado. Para mí, el descubrimiento de "El viaje de los comediantes" en un ciclo que la Filmoteca Española dedicó al cineasta griego hace unos nueve años —mientras Barça y Madrid disputaban su enésimo derby— supuso uno de los momentos de mayor emoción estética de mi vida, repetido poco después con el estreno en Madrid de "La mirada de Ulises" (1995). No ha sido así con el resto de su obra, pero sólo con estas dos obras maestras es suficiente.
Gonzalo
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