El antiguo jugador de fútbol americano, Sean Porter, está cansado de ver salir a los chavales del centro de detención juvenil donde trabaja para terminar en el mismo lugar donde estaban antes. Siendo muertos o en la cárcel. Quiere pensar que su trabajo trae algo bueno a parte de sacar de la calle temporalmente a estos chicos, pero la cruda verdad siempre le devuelve a la realidad. Es por ello que decide que el conformismo no es una opción y se aventura a organizar un equipo de fútbol americano entre algunos de los residentes del centro.
Drama inspirado en hechos reales, que no sigue al pie de la letra lo que ocurrió con el programa original organizado por Sean Porter, pero que no deja de ser un reconocimiento a su labor. El mensaje que quiere transmitir la película sonará a todo el mundo bien, lo que hace que la película sea mayoritariamente aplaudida por quienes la ven. La cinta no es un espectáculo ni un homenaje al deporte del fútbol americano, aunque por supuesto hay una parte importante de ella que se desarrolla viendo partidos o entrenamientos de este juego. Lo que busca es convencernos que estos chicos pueden cambien gracias al deporte. Busca dar disciplina y esperanza donde no la hay. Que tengan algo de lo que sentirse orgullosos frente a sus familiares y mejorar su autoestima. Y probablemente lo más importante, eliminar la subyugación que las bandas tienen sobre ellos, que les impide vivir una vida propia.
La progresión de la película no se aparta demasiado de otras que traten la formación de un equipo, salvo por las características excepcionales de ser reclusos en un centro juvenil. En realidad la cinta no ofrece nada nuevo y desde el principio ves hacia donde se dirige. Y a pesar de esto, y de durar unas dos horas, no aburre. Estos típicos problemas incluyen a jugadores que se llevan mal aprender a trabajar en equipo. Problemas de financiación del equipo o de tener adversarios contra los que enfrentarse. Hay quien la comparará con El rompehuesos, pero no son del todo equiparables, pues aquí hablamos de redención para estos muchachos. Se pone el acento en los beneficios que les trae el participar en este proyecto. Allí, los presos no eligen jugar para cambiar, sino para desahogarse con los guardias.
La razón por la que la película funciona y destaca por encima de otras es por la presencia de Dwayne Johnson. Entrega corazón y cabeza para ello. Mal que le pese a todos aquellos que lo ven tan solo como un actor de películas de acción, aquí demuestra su capacidad de interpretar. De decir más de dos frases sin tener que recurrir a la violencia. Y para quien piense que se pasa con las charlas motivacionales debería ver los títulos de crédito, cambiará mucho su perspectiva. Demuestra una excelente evolución desde el rey escorpión. Hay otra gran interpretación, es la de Jade Yorker, como el problemático recién llegado al centro. El cual sin duda tendría un negro futuro si no fuera por este programa.