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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Drama La película dramatiza el interés de Descartes (Ugo Cardea) en las nuevas teorías científicas y sus discusiones con los astrónomos Constantin Huygens (Renato Montalbano) y Ciprus (Vernon Dobtcheff). Su vida sentimental se ve reflejada en las relacionnes que mantiene con su sirvienta Elezac (Anne Pouchie), a la que dejará embarazada, negándose a reconocer abiertamente al hijo. (FILMAFFINITY)
20 de enero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La apuesta de la TV italiana de los setenta por divulgar las vidas y obras de los grandes filósofos a través de “biopics” hoy parece una marcianada, buena prueba de la degeneración del medio de un tiempo a esta parte. Porque entonces no era algo tan raro. De hecho, por esa misma época —incluso antes— Chicho Ibáñez Serrador andaba adaptando a Poe para el ente público patrio en sus “Historias para no dormir”. Mejor no hablar de lo que, en su lugar, se nos ofrece ahora.
Dicho lo cual y reiterando el encomio a la valentía de sus responsables, conviene aclarar que esta “Cartesius” está más próxima al docudrama que a un film al uso. No podía ser de otro modo, habida cuenta de que la peripecia vital de René Descartes, con todo y haberse desempeñado en su juventud como soldado y viajado por media Europa, no se presta precisamente a una película de acción. En consecuencia, integra “Cartesius” una colección algo inconexa de “tableaux vivants” que, en cuanto tales, adolecen de cierto envaramiento. Asimismo, los diálogos son rehenes de una vocación didáctica excesiva, declamatorios vehículos para la exposición “clara y distinta” —puesto en términos cartesianos, con perdón de la pedantería— de las ideas clave del pensador turenés.
No obstante, la belleza de cada escena por separado resulta indiscutible. El encuadre, minucioso y pictoricista, remite a los sobrios interiores de Vermeer y especialmente a Rembrandt —la influencia de “La lección de anatomía del doctor Tulp” y de “Los Síndicos de gremio de pañeros” es evidente e indisimulada—. A fin de cuentas, tras la cámara se encuentra Roberto Rossellini, uno de los grandes renovadores del cine desde que, haciendo de la necesidad virtud, se sacara de la manga el Neorrealismo italiano, movimiento de vastísima influencia cuyos ecos se oyen, entre muchos otros, en la “Nouvelle vague” francesa y el “Free Cinema” británico. “Cartesius” puede considerarse su carta de despedida, de la ficción al menos—claro que, con las precauciones antedichas— pues todavía rodaría un par de documentales antes de morir en 1977. En cualquier caso, un dignísimo testamento artístico.
Carorpar
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