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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
6
Acción Tras la marcha temporal de Connery, el actor australiano George Lazenby toma el relevo en esta nueva aventura del agente británico 007, que en esta ocasión se asocia a un mafioso -con una atractiva hija Tracy Di Vicenzo (Diana Rigg)-, para unir sus fuerzas en la lucha contra la malvada organización Spectra. Ambientada en los alpes suizos, el malvado Stavro Blofeld (Telly Savalas) amenaza al mundo entero con un ambicioso plan: lanzar una ... [+]
5 de noviembre de 2013
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente no haya habido ni habrá en la historia del cine otro 007 como Sean Connery. Al incuestionable carisma y personalidad del escocés hay que añadir el hecho objetivo de que fuese el primero en interpretar al más famoso de los agentes cinematográficos con licencia para matar. Y aunque posteriormente el actor ha conseguido a golpe de buenos papeles desencasillarse en parte del personaje, no cabe duda de que su imagen ha quedado ligada a la de Bond para los restos. Hasta tal punto es así que a cada nuevo intérprete que asume el reto de dar vida a 007 se le compara antes con Connery que con su antecesor.

El actor y modelo australiano George Lazenby fue el primero en ser elegido como recambio a Connery después de que éste renunciase al papel por primera vez a finales de los 60 (un papel al que volvería después en sucesivas etapas; ya se sabe “nunca digas nunca jamás). El experimento fue fugaz y fallido. No convenció a los productores, tampoco al público que después de seis películas no se habituaba a ver a otro tipo a los mandos del Aston Martin. No convenció al propio Lazenby que se veía demasiado joven para el personaje y decidió tomar otros derroteros en su carrera – llegaría a ser uno de los hombres Marlboro en la década siguiente. Conclusión, Connery volvió a la saga en el siguiente título y Roger Moore tomó tras él el relevo definitivo.

“007 al servicio secreto de su Majestad” es un Bond maldito. Y con lo que nos gusta a veces reivindicar el malditismo es hoy uno de los títulos favoritos de los seguidores de la serie. En el film, Bond sigue paseándose por los ambientes más sofisticados, pidiendo sus martinis agitados y no mezclados y tratando a las chicas con su habitual encanto y su puntín machista. Pero al mismo tiempo, este es un 007 inédito y especial. Porque posee uno de los finales más bellos y emotivos de la serie, porque Telly Savalas es un malo con personalidad que impone y las persecuciones en la nieve siguen siendo espectaculares a pesar del croma. Porque John Barry compone uno de los mejores scores de toda la historia de los 007, y porque, en fin, sale Louis Armstrong cantando la maravillosa “We have all the time in the world”. Con todas sus licencias (para matar incluso) ¿se puede pedir algo más para una película de James Bond?
Juan Solo
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