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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
8
Drama Sicilia, años 50. Cinisi es un pueblo de la provincia de Palermo, conocido por el aeropuerto de Punta Raisi, que los jefes de la mafia local utilizan para sus negocios. Aquí vive el pequeño Peppino Impastato, a cien pasos de la casa del boss Tano Badalamenti, con el que su familia mantiene una estrecha relación, marcada por la ley del silencio. Peppino agobia a su padre con continuas preguntas acerca de la actividad del mafioso, pero a ... [+]
25 de marzo de 2010
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es al cine norteamericano a quien principalmente tenemos que achacar el habernos transmitido esa idea distorsionada y completamente alejada de la realidad que muchos tenemos hoy día del concepto de mafia. A través de sus películas y de sus grandes clásicos, Hollywood se ha obstinado siempre en mostrarnos la cara más “amable” del gangster, en presentarnos a éste casi como un héroe romántico y hacerlo desde una perspectiva desde luego totalmente idealizada. Como si ellos, los gangsters, fuesen cosa sólo de la ficción o de las películas, cuando esto en absoluto es así. Por desgracia no lo es.

No dudo de que la intención primera de Francis Ford Coppola en su magistral tríptico de los “padrinos” fuera la de enseñarnos la otra cara del gangster y retratar esa otra parte más sórdida de un mundo tan tradicionalmente idealizado como es el del crimen organizado. No obstante, el cinéfilo tiende en ocasiones a mostrarse excesivamente mitómano; la gran paradoja es que Vito Corleone ha conseguido llegar hasta nuestros días como un personaje casi entrañable. En este sentido, es muy loable la actitud del director italiano Marco Tullio Giordana quien en una de sus películas más interesantes se encargó de desmitificar el mundo de la mafia siciliana mostrándonos su verdadera faz y dando cuenta de su sanguinario papel dentro de la sociedad italiana contemporánea.

En Los cien pasos, Giordana se vale del caso de Guissepe Impostato, un siciliano nacido a principios de los años 50 del siglo pasado en la pequeña localidad de Cisini que dedicó los años de su juventud a denunciar los abusos cometidos por los clanes mafiosos de la zona. Nacido en el seno de una familia víctima como tantas otras de la ley del silencio impuesta por la “cossanostra”, el niño Guissepe no acierta a entender qué clase de extraños vínculos son los que unen a su familia con la del patriarca mafioso del pueblo. Pasan los años, e Impostato asienta sus ideales; se afilia al Partido Comunista, se distancia cada vez más de su padre y funda junto a un grupo de compañeros una emisora de radio independiente. Allí desde su privilegiada atalaya, comienza a atacar tanto a los miembros de la mafia como a quienes los sustentan y protegen. El suyo será un canto libre tan necesario como arriesgado.

Definitivamente Los cien pasos es una película necesaria, desmitificadora e imprescindible. Es también todo un ejercicio de valentía por parte de su realizador, y ahí está el caso más cercano en el tiempo de Roberto Saviano y su Gomorra para ratificar que en efecto es así. Porque la amenaza de la mafia es más real y menos distante de lo que siempre habíamos imaginado. Para algunos, esa distancia es de apenas cien pasos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Solo
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