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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
9
Taxi Teherán
2015 Irán
Documental, Intervenciones de: Jafar Panahi, Hana Saeidi, Nasrin Sotudé
6,6
3.924
Documental. Drama Un taxi recorre las vibrantes y coloridas calles de Teherán. Pasajeros muy diversos entran en el taxi y expresan abiertamente su opinión mientras charlan con el conductor, que no es otro que el director del film, Jafar Panahi. Su cámara, colocada en el salpicadero del vehículo, captura el espíritu de la sociedad iraní a través de este viaje. (FILMAFFINITY)
15 de octubre de 2015
57 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya le he oído a más de uno decir que el Oso de Oro conseguido por “Taxi Teherán” en la última edición de la Berlinale fue un premio político. Negando la mayor, añadiré que en el fondo qué premio no lo es. Hay quienes, no obstante, insinúan o declaran abiertamente que los críticos y jurados de los festivales observan con cierta condescendencia los últimos films del realizador iraní condicionados por la lamentable situación que atraviesa este en la actualidad. Hace ya un lustro que las autoridades persas arrestaron al director de “El círculo” y le condenaron a pasarse las siguientes dos décadas de su vida sin poder ejercer su oficio, además de no poder salir del país en todo ese tiempo ni poder conceder entrevistas a los medios extranjeros.

En los cinco años que han transcurrido desde su detención, Panahi ha tenido tiempo de añadir tres títulos más a su filmografía. Ni que decir tiene que ha tenido que hacer auténticos malabares no sólo para rodarlos sino también para distribuirlos – dicen que la copia de “Esto no es una película” llegó a Cannes 2011 en un pen drive camuflado en el interior de una tarta. Panahi sigue burlando a sus carceleros a base de ingenio y de talento. Los tres trabajos realizados durante su época de cautiverio son tres ejemplos de cine de resistencia en unos tiempos en los que uno creía que eso ya no se llevaba. Tres ejercicios de estilo que se revelan como una metáfora de la situación que vive en estos momentos su autor, pero que en ningún caso merecen una mirada condescendiente. Se podría hablar de condescendencia si estos trabajos fuesen un muermo total o tuviesen un nulo valor cinematográfico. Pero aquí no sucede ni una cosa ni otra.

En el caso de “Taxi Teherán”, la metáfora es más explícita que nunca. Un taxi, habitáculo cerrado y pequeño con el que además el discípulo rinde homenaje al maestro Kiarostami y a su película “Ten” (2002) que utilizaba el mismo recurso. Una cámara oculta en el salpicadero que no puede salir del vehículo subrayando la incapacidad del cineasta por seguir contando historias con libertad. Se diría que subrayando su necesidad. Las calles por las que pasa el taxi y pasa la vida. Los clientes, cada uno con su cada cual, hablando de lo divino y de lo humano. Y Panahi, al volante, escuchando a todos pacientemente, con esa medio sonrisilla permanente de tipo bonachón con el que te irías bien a gusto una noche de copas por Teherán. Su obsesión por contar parece no tener límites ni conocer cortapisas. Nadie como Panahi para explicarnos aquello de que el cine es una mentira que sirve para contar la verdad. Ya le han robado más de una vez la cámara, y siempre se las ha ingeniado para volver. Seguro que seguirá intentándolo. Resistir es rodar, rodar es resistir. No te rindas, compañero.
Juan Solo
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