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España España · Barcelona
Voto de Maximillian:
10
Aventuras. Acción. Drama. Bélico Un grupo de legionarios franceses llega a un fuerte en medio del desierto y descubre que todos los hombres están muertos; apoyados en los muros y en posición de vigilancia, pero muertos. Este extraño suceso es el punto de partida de una enigmática historia relacionada con la desaparición de un valioso zafiro y con la historia de tres hermanos alistados en la legión por un asunto de honor. (FILMAFFINITY)
17 de marzo de 2007
102 de 113 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela homónima del escritor británico Percival Cristopher Wren, esta adaptación cinematográfica es, gracias a la firme y sobria dirección de William A. Wellman y a la excelente labor actoral, una de las obras cumbres del subgénero de aventuras coloniales.

El film cuenta con uno de los más intrigantes prólogos que yo conozca, una columna de la Legión Extranjera Francesa llega al fuerte Zinderneff, para encontrarse con los cadáveres de toda la guarnición, empuñando sus bayonetas en las almenas del fuerte. Tras la misteriosa desaparición del corneta de la columna en el interior del fuerte, éste es pasto de las llamas sin que nadie aparentemente haya podido provocar el incendio.

A partir de aquí, se inicia la historia en un flash-back, que ocupará la mayor parte del metraje del film, desvelando progresivamente una intrigante historia acerca del robo de un fabuloso diamante, del pacto de honor de tres hermanos, de la ambición, crueldad y sadismo de un torvo suboficial y de la dureza de la vida de los legionarios en el marco hostil del desierto norteafricano.

Destacan en el film, aparte de la magistral dirección ya comentada, la soberbia y evocadora partitura de Alfred Newman, las excelentes interpretaciones de Gary Cooper, Ray Milland y Robert Preston en el papel de los hermanos Geste, la caracterización de Brian Donlevy, como el sádico sargento Markov y las episódicas apariciones de unos jovencísimos Susan Hayward y Donald O'Connor.

A pesar de contar con un lamentable e innecesario remake, rodado en 1966, el film sigue conservando intacta, toda su fuerza evocadora y la magia característica del mejor cine de aventuras, aquel cine de aventuras cuya efectividad aún no se medía por el número y estridencia de carreras, persecuciones y explosiones, sino por la solidez de sus guiones y la capacidad de sus artífices para crear y narrar una historia.
Maximillian
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