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Voto de Capitán Spaulding:
7
2018
David S. Goyer (Creador), Colm McCarthy ...
4,8
517
Serie de TV. Ciencia ficción. Fantástico
Serie de TV (2018-2019). 2 temporadas. 20 episodios. Ambientada dos generaciones antes de la destrucción del planeta del legendario Hombre de Acero, la serie sigue los pasos del abuelo de Superman mientras éste lucha para restablecer el honor de la familia al tiempo que trata de impedir que el mundo quede sumido en el caos absoluto. Precuela de "Superman". (FILMAFFINITY)
24 de mayo de 2018
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se han hecho por aquí (y en otros medios) críticas injustísimas, hasta disparatadas en mi opinión, sobre esta serie. Dos de ellas, paradigmáticas de esta forma sorprendente de ver las cosas, argumentan lo siguiente: la primera, que el primer capítulo es una mierda; la segunda, que no sale Superman. Y resulta tan absurdo juzgar una serie por su primer episodio (incluso por su primera temporada en ocasiones; acuérdense del bodrioso año inaugural de la subsiguientemente magnífica «Community», por ejemplo), como porque no salga Superman en ella. Vamos a ver, es que la serie no va sobre Kal-El, sino sobre su planeta de origen y, como evidentemente no puede situarse en la actualidad ya que, como todo el mundo sobre la faz de la Tierra sabe, Krypton explotó poco después de que la cápsula con el hijo de Jor-El a bordo escapara de su atmósfera, pues tiene que ser necesariamente una precuela y, por tanto, Superman no puede aparecer en ella porque ni siquiera ha nacido aún.
Por todo lo aducido anteriormente, nos encontramos ante una serie de ciencia-ficción, no de súper tipos, por mucho que aparezca en ella ese eterno secundón de Adam Strange (personaje, por otra parte, perteneciente al sector fantacientífico del Universo DC). Y como serie de ciencia ficción da bastante la talla. Es cierto que empieza lenta, pero necesariamente ha de ser así, puesto que lo que se pretende es presentar una sociedad alienígena con su sistema de gobierno, sus problemas sociales, la manera de vivir de sus habitantes... No es algo fácil de resumir en un episodio, ni en cuatro ni en diez, y sin embargo la serie logra salir aceptablemente bien del empeño, aunque —y en esto sí que coincido cien por cien con algunas críticas— lo que no consigue es transmitir demasiado interés por los diversos personajes que pueblan ese mundo y mucho menos por sus enredos amorosos, que se antojan forzados y artificiales, diseñados para dar pie a algunos giros argumentales más o menos sorpresivos más que por su coherencia y credibilidad. Ni siquiera parece que los actores se lo crean mucho, la verdad, y en eso radica la parte más floja de «Krypton»: las interpretaciones no son precisamente dignas del Actor's Studio, pero también es cierto que ganan credibilidad conforme avanza la serie.
Mención aparte merecen los efectos especiales de los que hace gala la serie: absolutamente espectaculares; desde la apabullante nave de Brainiac hasta las cámaras donde flotan los bebés nonatos kryptonianos, todo rezuma estilo, elegancia y respeto por el diseño clásico de lugares, vestuario, objetos y villanos procedentes de los cómics de Superman. La primera aparición del tirano galáctico en todo su verde esplendor, con esos ojos negrísimos y carentes de toda emoción es un subidón para cualquier fan de los tebeos originales, sobre todo de la magnífica saga que llevaron a cabo Geoff Johns y Gary Frank hace más o menos una década con la que se redefinía el personaje y en la que se han basado claramente los creadores de la serie para dotarlo de imagen y de motivaciones. Chapeau. Y sigo en spoilers, porque el último epìsodio de la primera temporada es tan antológico que no puedo resistirme a desgranarlo en esa sección.
Por todo lo aducido anteriormente, nos encontramos ante una serie de ciencia-ficción, no de súper tipos, por mucho que aparezca en ella ese eterno secundón de Adam Strange (personaje, por otra parte, perteneciente al sector fantacientífico del Universo DC). Y como serie de ciencia ficción da bastante la talla. Es cierto que empieza lenta, pero necesariamente ha de ser así, puesto que lo que se pretende es presentar una sociedad alienígena con su sistema de gobierno, sus problemas sociales, la manera de vivir de sus habitantes... No es algo fácil de resumir en un episodio, ni en cuatro ni en diez, y sin embargo la serie logra salir aceptablemente bien del empeño, aunque —y en esto sí que coincido cien por cien con algunas críticas— lo que no consigue es transmitir demasiado interés por los diversos personajes que pueblan ese mundo y mucho menos por sus enredos amorosos, que se antojan forzados y artificiales, diseñados para dar pie a algunos giros argumentales más o menos sorpresivos más que por su coherencia y credibilidad. Ni siquiera parece que los actores se lo crean mucho, la verdad, y en eso radica la parte más floja de «Krypton»: las interpretaciones no son precisamente dignas del Actor's Studio, pero también es cierto que ganan credibilidad conforme avanza la serie.
Mención aparte merecen los efectos especiales de los que hace gala la serie: absolutamente espectaculares; desde la apabullante nave de Brainiac hasta las cámaras donde flotan los bebés nonatos kryptonianos, todo rezuma estilo, elegancia y respeto por el diseño clásico de lugares, vestuario, objetos y villanos procedentes de los cómics de Superman. La primera aparición del tirano galáctico en todo su verde esplendor, con esos ojos negrísimos y carentes de toda emoción es un subidón para cualquier fan de los tebeos originales, sobre todo de la magnífica saga que llevaron a cabo Geoff Johns y Gary Frank hace más o menos una década con la que se redefinía el personaje y en la que se han basado claramente los creadores de la serie para dotarlo de imagen y de motivaciones. Chapeau. Y sigo en spoilers, porque el último epìsodio de la primera temporada es tan antológico que no puedo resistirme a desgranarlo en esa sección.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y es que, si la primera temporada de «Krypton» se merecería objetivamente un seis, este último capítulo se eleva por encima del resto de tal manera que logra, en mi opinión, subir la nota media de toda la serie en un punto entero. En él tenemos una explicación fascinante y aterradora de hasta donde llega la obsesión y crueldad de Brainiac, la espléndida secuencia del ataque de la nave del tirano galáctico a Kandor, el sacrificio del prota... y, sobre todo, a ese Zod megalomaníaco que todos los viejos aficionados a los cómics DC queríamos ver. Porque durante toda la serie se le había visto el plumero de vez en cuando, sí, pero hasta este episodio el general no había demostrado sus auténticas intenciones: no tanto salvar Krypton y prevenir de paso el nacimiento de su peor enemigo, como gobernar el planeta y utilizarlo como base para llevar a cabo su acariciado proyecto de fundar un imperio intergaláctico. Ese «kneel before Zod!!» que espeta a un grupo de dignatarios kryptonianos entre los vítores de sus partidarios y ante la mirada entre confundida y asustada de su madre resulta estremecedor, absolutamente creíble y de lo más coherente con el personaje que hemos visto hasta ahora. Y la última imagen del capítulo... ni en esta sección la voy a revelar. Solo diré que no por previsible resulta menos impactante y espectacular. Es un cliffhanger como la copa de un pino que hace que, al menos el que suscribe, se muerda las uñas de impaciencia hasta que estrenen la segunda temporada.
En definitiva, una buena serie de ciencia-ficción que puede llegar a ser magnífica si continúa en la estela de lo ofrecido en el último episodio de su año inaugural.
En definitiva, una buena serie de ciencia-ficción que puede llegar a ser magnífica si continúa en la estela de lo ofrecido en el último episodio de su año inaugural.