Magnífica reflexión sobre el nivel de corrupción que han alcanzado la mayoría de gobiernos, policías y fuerzas del Estado. En este caso, narrada desde la perspectiva de un presentador de TV corrupto relegado a una radio local en Seúl, donde recibe la llamada de un terrorista que amenaza con volar un puente. Tras la explosión, en lugar de denunciarlo inmediatamente, decide sacar tajada y hacerse con la exclusiva sin valorar lo mucho-demasiado-que se juega, pues una de las víctimas del atentado es su ex mujer y reportera, cuya vida pende de un hilo.
Como sucede con la mayoría del cine coreano de acción, la tensión está asegurada y los efectos especiales son absolutamente impresionantes.
Lo mejor: La reflexión final. El apartado técnico, soberbio.
Lo peor: Es una obra "menor" en comparación con el grandísimo cine que nos llega desde Corea del Sur. Hay cosas que las diferencias culturales no nos dejan ver claramente, como el concepto extremo del honor y la venganza de un hijo.
Recomendable por completo.