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España España · Barcelona
Voto de SCuenca:
9
Intriga. Drama Adam (Gyllenhaal) es un afable profesor de historia que lleva una vida bastante monótona. Un día, viendo una película, descubre a un actor que es idéntico a él. Obsesionado con la idea de tener un doble, la búsqueda de ese hombre tendrá para él consecuencias inesperadas... Libre adaptación de la novela "El hombre duplicado", de José Saramago. (FILMAFFINITY)
31 de marzo de 2014
127 de 157 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una sensación de mal rollo constante. Eso es lo que sentí en todo momento mientras veía Enemy, la cual me ha causado tal impacto e impresión que me es difícil olvidarme de ella. Todo es asfixiante con esa atmósfera oprimida y gris (muy al estilo a la que podemos encontrarnos en la serie True Detective) junto a la aterradora música que no hace más que revolverte más las entrañas al igual que Adam tras descubrir que existe un actor idéntico a él.

Cada plano filmado por Denis Villeneuve (Prisioneros, 2013) nos dice algo cada vez más enrevesado y perturbador de lo que va a suceder en adelante, siendo más aterrador lo que vamos viendo por momentos, sin saber cómo va acabar. Hacía tiempo que no sentía por mi cuerpo una sensación tan terrorífica, la cual va más allá del hecho de encontrarte con alguien idéntico físicamente. Sí, porque más allá de lo físico, “Enemy” se adentra magistralmente en el terreno de la confusión, la cual acaba impregnando al espectador de dudas y de preguntas sin responder, consiguiendo que el flujo de neuronas del mismo vaya a más revoluciones de lo normal. ¿Por qué? Quizás la respuesta más clara que he logrado sonsacar yo a tantas cuestiones es que el hecho de que Adam se acabe encontrando con alguien idéntico a él en lo físico acaba siendo secundario, prestando atención a esos detalles quizás algo imperceptibles pero sumamente contradictorios, como: coche/moto, orden/desorden, casado/soltero, preñada/no preñada, preocupado/despreocupado, etc.

El film deja en el aire preguntas perfectamente bien confeccionadas para que el espectador siga comiéndose los sesos sobre lo sucedido, con un desenlace abierto a la imaginación de quien lo ve. La fantasía mezclada con imágenes oníricas (me es difícil olvidar esa terrorífica araña sacada más del subconsciente que de la propia realidad) sugiere la posibilidad de haber más de una vía a la respuesta que buscamos. Por ello, me viene a la mente otro film que fracasó merecidamente a la hora de jugar con el espectador de un modo semblante. Me refiero a FIN (2012) en donde no fueron capaces de presentar ningún estímulo o pista llamativa para el espectador (cosa que en Enemy sí ocurre), provocando una frustración desembocada con toda la razón del mundo, en un enfado y por consecuente en fiasco. Si las cosas se hacen bien (American Psycho (2000) es un claro ejemplo) el resultado acaba rozando la perfección, pero si sale mal cabe la posibilidad de que el espectador jamás vuelva a querer enfrentarse a una cinta así, en la que se cuenta una historia tan enrevesada, extraña, rara y sobretodo nada comercial. Al espectador medio no le gustan las complicaciones excesivas, ni salir del cine con más problemas de los que ya tiene, sino ver una cinta para evadirse de la realidad o bien para meterse en la piel del protagonista, por ejemplo. Si nada de eso se cumple, la sensación justificada es la de tomadura de pelo.

Pasando a los actores, es brutal la doble interpretación que realiza Jake Gyllenhaal (Código Fuente, 2011) dando vida tanto al arrogante y bravucón Anthony como al hastiado, tímido y desordenado Adam. Lo más espectacular es la facilidad con que el actor es capaz de transmitirnos con su lenguaje corporal quién es cada uno sin tener que mediar palabra. No obstante, pequeños detalles marcan las diferencias entre uno y otro. Gran interpretación de Gyllenhaal, digno merecedor por mi parte de los máximos reconocimientos como actor por su actuación aquí. El doblete de las mujeres también tiene mérito, tanto por parte de Mélanie Laurent (Ahora me ves…, 2013) como por Sarah Gadon (Cosmopolis, 2012), siendo respectivamente la mujer de Adam y Anthony.

Vuelvo a hacer hincapié en esa música, tan perturbadora, terrorífica y asfixiante que se apodera de la película como si de un virus se tratara. Y es que la banda sonora realizada por Dani Bensi y Saunder Jurriaans (Martha Marcy May Marlene, 2011) es un 50% del film, siendo también vital el buen juego que han sabido hacer con la fotografía en la que han acertado a la perfección, con un claro predominio del color sepia en los exteriores y la negrura de los interiores, conglomerando como bien he dicho al principio, un film asfixiante.

Y es que “Enemy” cuesta que se te quite de la cabeza si te ha llegado a gustar demasiado. La araña del film acaba colonizando tu cabeza y cumple su función tejiendo su tela de araña en la que las diversas respuestas que uno cree que pueden ser o no, te acaban asfixiando, gustando y finalmente disfrutando. Y debo admitir que llegar a esa conclusión me ha encantado. Una pena que no vaya a triunfar en las salas de cine.
SCuenca
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