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España España · ZARAGOZA
Voto de luis a:
8
Cine negro. Intriga. Drama Un verdugo se casa con una mujer que conoce en un bar y le esconde su verdadera identidad. Ambos se establecen en una barcaza en el río Támesis. La tragedia golpea a la pareja cuando el asistente del verdugo en la barcaza trata de seducir a la esposa de su jefe. Tras una pelea, el verdugo cae al río y desaparece... (FILMAFFINITY)
20 de junio de 2018
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No es Robert Compton Bennett el ejemplo más reconocido del cineasta inglés siquiera probablemente fuere profeta en su tierra. Su debut en el largometraje con su singular El séptimo velo le permitió situar una carrera dentro de cierto nivel artesanal, tipo medio industrial que le llevó a codirigir la famosa Las minas del rey salomón, versión 1950, título por el que los cinéfilos más inquietos le suelen recordar. No es este su título más redondo peso a no negarle su encanto, sobre todo vistas el resto de adaptaciones de la serie de R.H. Haggard. Compton Bennett se sintió más atraído por las diversas formas del melodrama, y más estrictamente por el criminal. De las películas que conozco, al menos cinco pueden adscribirse al género con mayor o menor derivación hacia el noire. Dos de ellas me parecen francamente buenas: el Septimo velo y la que ahora me ocupa, sin olvidar los elementos dramáticos de otro de sus films para mí, más interesantes, Momento desesperado
Daybreak es un triangulo amoroso ideado por su productor, Sidney Box, y esa ilustre desconocida que fue Muriel Box. Pero es un triangulo que remite a senderos poco trillados de la sociedad inglesa. Al potente comienzo sigue una narración en flashback que describe a los personajes como atrapados paulatinamente en la tela de una araña que ellos mismo han creado al definir sus relaciones internas y que inexorablemente les conduce a su fin. Y esa referencia al destino, remite a otro ilustre cineasta y a una película que guarda ciertos puntos de conexión con la presente, la langiana, Encuentro en la noche, aunque también la sombra de títulos como Furia, colea en torno a la narración. La impecable prestación que a su personaje confiere Eric Portman contrasta con la fragilidad e inseguridad que se adueña del desempeñado de modo competente por Ann Todd. La transformación progresiva del decorado principal que pasa a ser de un remanso de paz a una jaula sofocante, esta trabajada progresivamente a raíz de un magnifico uso del espacio. Notable es igualmente el recurso a lo que no acontece dentro del plano principal o se intuye fuera del campo visual. También el uso del sonido se refleja de modo estupendo para generar tensión dramática, sobre todo en la última fase de la proyección.
En suma, una película especial para aquellos cinefilos que no se conforman con revisar las listas de los diez mejores de...
luis a
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