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España España · Barcelona
Voto de zoquete:
8
Musical. Drama Hedwig se sometió a una operación de cambio de sexo que le permitió casarse con un soldado americano y alcanzar la libertad al otro lado del Muro de Berlín. Sin embargo, la operación salió mal y Hedwig se quedó con esa “pulgada irritada” (“angry inch”) que da nombre a la película. En un parque de caravanas de Kansas, Hedwig decidió formar un grupo de rock. Así conoció a Tommy Gnosis, un joven que fue su amante y protegido antes de ... [+]
15 de enero de 2007
76 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existe un mito bien antiguo que habla de la antigua existencia de seres de cuatro brazos, cuatro piernas y dos caras. Seres que se mostraban tan completos que acabaron irritando a sus creadores, pues más que poseerlo todo, nada les faltaba. La ira divina se torna masacre y los seres son abiertos en canal, bañados en sangre. Pero la omnipotencia celestial también sabe de compasión, y cada trozo es reparado, cosido y sanado, dando lugar a mujeres y hombres, sin más vestigio que un ombligo en recuerdo de tan siniestro episodio. Pero, ¡ay, pobres criaturas! Su nueva condición despierta la ansiedad, el vacío y el deseo de recuperar su originaria mitad. Es el origen del amor…

Ahora ponedle música, por favor. Estaría bien algo de Lou Red o David Bowie, mejor David, definitivamente Bowie. Así lo querría Hedwig, fallido transexual, fallida estrella de rock, fallida vida amorosa y protagonista de este musical. (“¡Oh, no, un musical!”) Sí, un musical con dibujos animados y la típica provocación drag. (“Puf, esa ya me la sé”) Vale, repito:

* La música excelente, incluso en temas deliberadamente sórdidos, o acompañado de inútiles comparsas que destrozan bellas composiciones. Las letras, o se siguen o se escoge otra película.

* Los dibujos animados en las antípodas de las últimas virguerías: trazos simples, frescos y absolutamente imprescindibles, donde las ensoñaciones místicas de Hedwig mantienen toda fuerza sin perder un ápice de realismo.

* Rostros desconocidos: John Cameron Mitchell se come la cámara, delante y detrás (monopoliza dirección, guión y protagonismo). Stephen Trask representa al líder del grupo de rock, aparentemente ensombrecido por el primero si no fuera porque carga con la música y letras.

* La típica provocación bla bla: ¿insistimos en que hablamos de algo más? Si no te gusta, no vayas pero, con todos los respetos, o te has tragado pobres referentes o ricos prejuicios.

¿Más avales?¿seguiremos hablando de etiquetas hasta el final?

Preferiría volver al mito... Hedwig busca su mitad, se dice -´¿tendrá lo bueno del originario ser o seré yo quien lo posea?´-, se pregunta si será ´él´ o ´ella´, si será su complementario o su igual, si sabrá admitirle o le rechazará.

Al separarse en dos, algunos seres quedaron simétricamente divididos: un par de ojos y brazos con un corazón e hígado. La mayoría, sin embargo, se llevaron algo de la bilis del otro, quizás aire de sus pulmones o, simplemente, parte de sus latidos. Cada día que amanece, con la misma intensidad con que nos preguntamos si realmente hemos encontrado nuestra mitad, intentamos ocultar nuestras diferencias, sellar esas huellas, incluso el ombligo que nos recuerda que sólo somos medio algo, además medio imperfecto. ¿Qué perdimos al ser cercenados por los dioses? Algunos saben reconciliarse con su asimetría, con ese ojo de distinto color, con esa pulgada rabiosa, con esa pulgada dispareja, y sobretodo reformular la pregunta ¿qué le extirpamos a nuestra mitad?
zoquete
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