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España España · Barcelona
Voto de zoquete:
9
Drama Basada en hechos reales, describe el mundo del crimen organizado en Cidade de Deus, un suburbio de Río de Janeiro, desde finales de los sesenta hasta principios de los ochenta, época durante la cual el tráfico de drogas y la violencia impusieron su ley en las favelas. A finales de los sesenta, Buscapé, un niño de 11 años tímido y sensible, observa a los niños duros de su barrio, sus robos, sus peleas, sus enfrentamientos diarios con la ... [+]
19 de julio de 2005
46 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veréis, cuando una película sobre un vivero de criminales se llama “Ciudad de Dios” me siento desarmado. Cuando un pueblo laureado por su carnaval muestra con sangre su cara menos festiva, se me acaba la ironía. Cuando la violencia tiene origen en un trío denominado “Ternura”, decido que dejaré para otra opinión las metáforas, ya suficientes en esta película.

Arranca la historia presentándonos la matanza de unas gallinas, a las que se les corta el gaznate y arrancan las plumas. Una de ellas se rebela y se cuela entre las piernas de sus ejecutores. Una voz de alerta y una legión de chiquillos que se lanzan a la captura del pobre animal. ¿Podrá escapar? La gallina cuenta con una agilidad extrema, dos veloces patas y dos alas que le permiten sobrevolar escalones sin tropiezos. Los niños disponen de revólveres, pistolas y altas dosis de crueldad.

La cinta muestra una escalada en violencia a lo largo de una treintena de años en una barriada marginal de Río de Janeiro, las raíces del conflicto y las consecuencias de las decisiones individuales. Nos lleva de la mano de “Buscapé” y “Dadinho”, criados y maltratados por el mismo entorno, pero de trayectorias muy diferentes. Tanto el primero como el segundo parecen poseer un carácter, más allá de las circunstancias, que les lleva a rechazar o aceptar el crimen. ¿Realmente están decidiendo?

Decidir, la clave. Observamos el crecimiento de estos chicos, desalmados, chorizos, maleantes y pensamos: ¡qué lacra social! podrían enderezarse y escoger el “buen” camino. Pero para escoger hay que tener, al menos, dos alternativas. Son sólo críos y se están matando. Si William Golding hubiera conocido estas favelas brasileñas, no hubiera necesitado de una isla desierta en su “El Señor de las Moscas” para mostrar a niños en su salvajismo más primitivo. Hablamos de un barrio maltrecho donde la violencia, la dureza no es una opción, es supervivencia.

Afortunadamente nosotros caímos en el bando bueno. Nuestras decisiones son más correctas: escoger banco para la hipoteca, o comercio para las rebajas. ¿No será que nuestras traiciones, mezquindades, deslealtades están lo suficientemente amordazadas, suavizadas y justificadas tras la comodidad burguesa? “Ciudad de Dios” también nos muestra la transformación de uno de los nuestros, amoroso amante y noble trabajador. Su mujer es violada y el hermano asesinado. Quiere mantenerse íntegro, exigiendo el respeto por los inocentes, pero ¿ puede? ¿tiene ya algo que perder?

La película confirma que la violencia engendra violencia. La pregunta, más inquietante, es cómo romper la espiral. ¿Nos dejamos intimidar, nos escondemos o esgrimimos un arma? ¿Más propuestas? Hay quienes se recrean en el dolor, propio o ajeno. Los segundos me inquietan especialmente.

¿Conseguirá sobrevivir el pollo o se convertirá en el despiadado entretenimiento de sus perseguidores? ¿No hubiera sido mejor que aceptara la misma suerte que sus iguales, una muerte rápida e indolora?
zoquete
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