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San Marino San Marino · Ladera del Monte Titano
Voto de Fej Delvahe:
8
Drama Vincent se queda sin empleo, pero no tiene valor para contárselo a su familia y amigos, por lo que decide inventarse un trabajo en las Naciones Unidas, un trabajo ficticio que le obliga a vagar sin rumbo día tras día. (FILMAFFINITY)
27 de febrero de 2008
63 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente retrato de lo que la sociedad ha hecho con la mayoría de nosotros: meros drogodependientes del trabajo-jaula. Somos como monos a los que crían y acostumbran a pasar la mayor parte de su tiempo en una jaula, con lo cual obtenemos dinero para sobrevivir comprando y consumiendo, una jaula que es valorada por todos los que nos rodean, una jaula en la que nos sentimos seguros y respetados; si por cualquier motivos nos echan de dicha jaula a la intemperie, si la perdemos y quedamos fuera, en lugar de mirar la amplitud de mundo, de la libertad, de la direcciones a tomar, nos sentimos fracasados, derrotados y reclamamos o deseamos ansiosamente volver a la jaula, pues sólo así logramos sentirnos en paz y de paso contentar también a nuestra mujer, a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros amigos y a la madre que los parió a todos ellos juntos. Este es el MAGNÍFICO QUID argumentativo que con enorme nitidez nos explica Laurent Cantet es su peculiar y reveladora película.

Cualquiera que haya abandonado su puesto de trabajo quedando desempleado, sabe lo que siente el personaje principal de este filme, se identifica inmediatamente con él, lo comprende en su vagar, en su mentir, en su desorientación. Porque nos han adiestrado para sentir miedo a no tener un trabajo esclavizado, terror a que nos echen de él o a perderlo, y este condicionamiento nos hace aguantar demasiado, deshumanizarnos, convirtiéndonos en esclavos sin criterio y sin voz, solo atentos a formar parte del SAGRADO TRABAJISMO aun a costa de nuestra única vida terrena y nuestro derecho a elegir vivirla en plenitud.

¿Quién puede preferir trabajar a vivir de una pensión, aunque no sea cuantiosa, y dedicarse a las cosas que realmente le gustan y que le permiten ser lo más libre posible? Pues mucha gente prefiere trabajar en un trabajo esclavizador y a disgusto en lugar de sentir la incertidumbre de ser libre. Como al personaje de la película NOS DA VERGÜENZA que nuestros seres queridos o amigos se enteren que perdimos nuestro trabajo-jaula. Estamos tan programados y alienados que cuando se pone uno a pensarlo detenidamente es ESPANTOSO. Desde la infancia van alterando nuestra personalidad para convertirnos en tipos que anhelan ser esclavos de un trabajo la mayoría de las veces asqueroso, desquiciante, abusador, infeliz. Así, aquel que no tiene un trabajo esclavizador, donde cobrar un sueldo que le permita conseguir objetivos como tener una hipoteca, un coche y momentos de ocio programados, no es nadie, se siente un inútil.

No es de extrañar que hoy en día la mayoría de jóvenes europeos no sueñen ya con ser exploradores, viajar por el mundo, aventurarse en alguna selva o desierto, sino que su máxima aspiración según indican las encuestas sea convertirse en FUNCIONARIOS ESTATALES, o sea en empleados, enjaulados, gente que ha nacido para pasar la mayor parte de su tiempo atrapados en una trampa existencial que le permita TENER aunque sea a costa de SER.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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