Preciosa película francesa, atractivamente iluminada en El Valle de la Muerte de California (EE.UU) donde Guillaume Nicloux hace como un homenaje sin declarar al espiritismo francés y a Allan Kardec, el compatriota que en 1857 publicó su obra «El libro de los espíritus» dando al mundo la doctrina sistematizada-razonada de toda la cuestión espírita, o sea la enseñanza que nos habla del contacto y comunicación entre los seres humanos que estamos carnalmente vivos en este planeta Tierra y los que una vez fueron aquí como nosotros y ahora constan como muertos.

La pareja que protagoniza la historia son un matrimonio separado y con vidas muy diferentes desde hace muchos años, ellos tuvieron un hijo quien al crecer resultó rebelde contra sus padres, en tales circunstancias de reproches y distanciación de sus progenitores hace unos meses que ha muerto o se ha suicidado. Increíblemente, desde el Más Allá, les ha enviado un mensaje recogido en una carta en la que les pide a ambos que se reúnan durante unos determinados días en este caluroso paraje norteamericano del Valle de la Muerte, asegurándoles que vendrá a su encuentro por muy difícil que sea de creer. Ella, Isabelle Huppert, es la mujer religiosa, la parte «flaca y pitagórica» del tema, que ha convencido a su ex marido a venir hasta este remoto lugar y pasar una semana aquí hasta que el espíritu de su hijo se presente. Él, Gérard Depardieu, es el hombre descreído, la parte «gruesa y liberal» que considera este rosario de cosas como mera charlatanería de alucinados y crédulos, pero que aún así trata de ser conciliador y accede a complacer a su ex esposa.

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