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San Marino San Marino · Ladera del Monte Titano
Voto de Fej Delvahe:
9
Drama Sayaka Kudo es una "gyaru" que viste minifaldas y se tiñe el pelo de rubio. Aunque está en el segundo año del instituto, académicamente no anda muy lejos de la primaria. Frecuentemente cambia de escuela debido a su dificultad para hacer amigos e incluso ha sido sancionada por fumar. Con vistas a prepararla para el examen de acceso a la univerdad, su madre decide enviarla a la Seiho Cram School. Cuando su director tiene conocimiento de ... [+]
16 de enero de 2017
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ser admitida como alumna en la universidad de Keio (Tokyo), la más importante del país, es la meta que se propone alcanzar una adolescente indolente y poco aplicada en la escuela, a la que uno de sus maestros llama repetidamente «basura». La joven protagonista, interpretada por la espléndida Kasumi Arimura, es una de esas chicas japonesas extrovertidas que se visten con minifaldas aunque haga frío y nieve. Para intentar conseguir su objetivo, su madre la inscribe en una escuela de preparación, donde un joven, positivo y motivador profesor (interpretado por Atsushi Ito, un joven pero inmenso actor que les aseguro va a dar que hablar por su maestría) la va convenciendo de su potencial humano para soñar lo mejor y llevarlo a cabo a través de esfuerzo, trabajo y dedicación. Nada suele ser gratis y casi todo requiere esfuerzo. Tanto alumna como profesor, pondrán sus manos sobre el pecho en forma de cruz, imitando a San Francisco Javier, y con parecida fe a la del emprendedor santo español, pondrán en marcha su reto. ¿Quién sabe? Pero cabe pensar que ellos quizás reciban una ayudita de San Francisco Javier (a quien el filme de manera expresa hace referencia), esforzado jesuita, misionero y santo español que en el siglo XVI fue el primer occidental en llegar a Japón (en concreto a Kagoshima, al sur de Japón, en el año 1549) e introducir allí el cristianismo.

Bonita y encantadora película que nos da la clave de por qué en Japón no abundan tanto como en la ancha Europa, los «ninis» (jóvenes malcriados que ni estudian ni trabajan), al mostrarnos la presión disciplinaria que la sociedad japonesa ejerce sobre por los niños y jóvenes para que estudien, se preparen y aprueben los continuos estudios y exámenes que tienen desde apenas cumplen los cinco años de edad, desde la escuela primaria, pasando por la secundaria y luego en la universidad, de manera que lleguen a ser miembros capacitados y ejemplo de profesionalidad y ciudadanía para Japón y el mundo.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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