Isabel Coixet salva con nota su ejercicio particular de equilibrios imposibles. Desde luego, creo que es censurable la obstinación en plantear situaciones extremas, que terminan dando una sensación de artificialidad que lastra la película. El hecho de que a una joven de 23 años le diagnostiquen un cáncer terminal y le anuncien que le quedan sólo dos meses de vida ya es un planteamiento suficientemente trágico, digo yo. No hacía falta “adornarlo” con un escenario lleno de situaciones extremas (vida en un remolque, padre en la cárcel, madre desequilibrada, amiga tonta del haba, médico bobalicón, amante friki, vecina guapísima y megasensible…). El argumento es durísimo, desde luego, pero también tiene un cierto aire de impostura y exageración…

Sin embargo, debo reconocer que en este caso, y a diferencia de otras películas, Coixet sale bien parada. Los diálogos son brillantes sin sonar inverosímiles, y la interpretación de Polley es de Oscar. Por supuesto, se puede discutir si el comportamiento y las decisiones de la protagonista son las más adecuadas, o si nosotros, en su lugar, habríamos tomado otras. La trama es tan extrema que hace que todo parezca real, por descarnado o sarcástico que sea. Esta película me ha hecho pensar en situaciones más o menos equiparables (lejanamente) que se han vivido en mi entorno. El mensaje, a pesar de todo, es muy vital. El ser humano puede desarrollar sentimientos potentísimos, pero no es más que un animalito insignificante que ha de afrontar del mejor modo posible el tiempo del que dispone en este mundo. Ya lo sabíamos todos, pero esta película me ha ayudado a reflexionar sobre ello, porque lo expone de manera certera, e incluso le da la vuelta. Supongo que todos nos hemos parado a pensar qué ocurrirá cuando no estemos. Lo que no está tan claro es si debemos prepararnos para ello, y preparar también a los demás para su vida “sin nosotros”. En cualquier caso, el mensaje de “Ciudadano Kane” también lo conocía de antemano, y no por eso deja de ser una obra maestra. A pesar de la engolada pretenciosidad de Coixet, esta película me ha conmovido, y eso es lo que pretendía. Así que, cuando menos, merece un notable en mi estadillo particular de emociones cinéfilas.