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Voto de rober:
8
7,4
56.711
Drama
Evelyn (Kathy Bates), una mujer madura que vive frustrada por su gordura y por la insensibilidad y simpleza de su marido, conoce casualmente en un asilo a Ninny (Jessica Tandy), una anciana que le va contando poco a poco una dramática historia ocurrida en un pequeño pueblo de Alabama. El relato se hace cada vez más fascinante: gira en torno a la gran amistad entre dos mujeres (Mary Stuart Masterson y Mary-Louise Parker) y al misterioso ... [+]
9 de abril de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi esta película en el momento de su estreno, y recuerdo que por aquel entonces me emocionó. Unos años después, leí la novela y comprendí que, además, se trataba de una meritoria adaptación de un libro estimable. Desde entonces, he vuelto a revisar el film varias veces, y mis sensaciones a día de hoy son encontradas, porque las dos historias que transcurren en paralelo no han evolucionado a mis ojos de la misma manera. Vista hoy, me chirría la historia de Kathy Bates, el grito de “Towanda” me suena un poco ridículo. A pesar de los esfuerzos de las actrices (genial Jessica Tandy), toda esta parte de la película me parece tedioso, con un tratamiento más televisivo que cinematográfico.
Cuestión diferente es la historia de Idgie, Ruth y su café. A pesar de ciertas trampas y tópicos maniqueos, este relato me sigue conmoviendo como el primer día. Avnet consigue crear un tono de nostalgia que lo impregna todo. La película acierta también al acentuar todos los detalles (miradas, gestos, frases ambivalentes…) para mantener la ambigüedad en la relación de amor entre Idgie y Ruth, que en la novela se nos muestra de forma más explícita. Con todo, “Tomates verdes fritos” perdura como una bella historia con un mensaje claro de exaltación de lo femenino y de igualdad interracial, pero que también incluye un canto a la amistad, a la libertad, al afán de superación y al noble arte de contar historias.
Cuestión diferente es la historia de Idgie, Ruth y su café. A pesar de ciertas trampas y tópicos maniqueos, este relato me sigue conmoviendo como el primer día. Avnet consigue crear un tono de nostalgia que lo impregna todo. La película acierta también al acentuar todos los detalles (miradas, gestos, frases ambivalentes…) para mantener la ambigüedad en la relación de amor entre Idgie y Ruth, que en la novela se nos muestra de forma más explícita. Con todo, “Tomates verdes fritos” perdura como una bella historia con un mensaje claro de exaltación de lo femenino y de igualdad interracial, pero que también incluye un canto a la amistad, a la libertad, al afán de superación y al noble arte de contar historias.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Más discutible se me antoja la idea de insinuar la identificación entre Nanny e Idgie, que no se encuentra en la novela, y que me parece un recurso fácil de edulcoramiento excesivo. Sobraba.
Pero, sobre todo, me queda marcado el momento de la muerte de Ruth, lleno de ternura y sutileza. Difícil no conmoverse con la silueta del cuerpo de Ruth en primer plano, que enmudece mientras Idgie cuenta junto a la ventana una vieja historia de lagos y patos. Y genial el gesto silencioso de respetuoso duelo de la criada negra, tapando cuadros y parando relojes. Será que es verdad que una dama sabe cuándo ha de marcharse. Genial escena.
Pero, sobre todo, me queda marcado el momento de la muerte de Ruth, lleno de ternura y sutileza. Difícil no conmoverse con la silueta del cuerpo de Ruth en primer plano, que enmudece mientras Idgie cuenta junto a la ventana una vieja historia de lagos y patos. Y genial el gesto silencioso de respetuoso duelo de la criada negra, tapando cuadros y parando relojes. Será que es verdad que una dama sabe cuándo ha de marcharse. Genial escena.