Todos mueven sus hilos, desde la perspectiva propia, sin considerar la ajena, y de alguna manera es lógico.

Spike Lee, ofrece un bien sistematizado drama, convertido en película de culto. Edward Norton, uno de los mas complejos y lúcidos actores de las últimas décadas, se pone a su servicio, aunque intuyo que el director debió hacer ciertas concesiones, pues era bien conocida la afición de Norton en aquellos años, a intervenir y programar añadidos, siempre para enriquecer el producto.

Deslumbrante escena la del parque, con sus amigos debajo del túnel... Permanecerá en mi cabeza para siempre.

Viendo la fecha de producción, me puse a pensar, en el gigantesco mercado del entretenimiento que en la actualidad, ofrece pocas historias perfectas, verdaderas y estupendas y ello quizá se deba a que ya no necesitamos un cine de reflexión... No imagino a un espectador "millennials" meditando a la salida del cine, sobre lo que acaba de ver, frente a una sabrosa hamburguesa del “Burriking”. Y creo, aunque parezca una ironía: hacen bien. Si meditasen sobre cualquier cuestión actual, y el "cierto" futuro que se aproxima, tendrían que alimentarse a base de estofado de ansiolíticos.