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Mongolia Mongolia · Escala de Richter
Voto de Eric Packer:
6
Terror. Romance. Ciencia ficción. Comedia Desesperado por la trágica muerte de su novia Julie Walker, Curt Reynolds se infiltra en una base militar donde se almacenan los tanques con muertos vivientes y expone el cadáver de su amada a la Trioxin 2-4-5. Tras resucitar, ambos jóvenes huyen a la ciudad, donde Julie comienza a actuar como zombie "come-cerebros"... y a provocar la aparición de más zombies peligrosos. Demasiado tarde, Curt se da cuenta de que ha desatado una ... [+]
31 de julio de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La saga de The Return Of The Living Dead aborda el tema de los zombies desde una perspectiva más lúdica y menos crítica que la de George A. Romero, de hecho su autoría corresponde al otro padre de lo muertos vivientes originales, John A. Russo. El punto de partida en la obra de Russo consiste en desmitificar algunos puntos imperturbables en las cintas de Romero (aquí los muertos revividos sí hablan y la mayoría de las veces es para exclamar “¡brrraaaainsss!”, tienen algo de cognición y nada parece detenerlos, ni siquiera las balas, el descuartizamiento o el fuego, puesto que los gases que desprenden sus cuerpos al ser cremados propagan el “virus”) siendo el principal de ellos, esclarecer el enigma medular que dejó Night Of The Living Dead: ¿qué es lo que ocasiona que los muertos revivan?, algo que Romero siempre se ha negado a responder y que Russo adjudica a un experimento del gobierno estadounidense para crear una arma biológica: ya es un sello distintivo en esta serie de películas de resucitados la aparición del tanque contenedor de 2-4-5 Trioxin que por descuido alguien abre y expulsa ese vapor que desata la epidemia. Si la primera de estas cintas, la de 1985 es la mejor de la franquicia –contiene escenas memorables como los contoneos de Linnea Quigley desnuda en el cementerio o cuando el medio cadáver de una mujer explica que comer cerebros alivia su dolor de estar muerta–, la segunda es la más torpe en cuanto a historia y se va más hacia el chiste fácil, es en su tercera entrega donde hay un giro temático, por decirlo de algún modo es más intimista y oscura aunque sigue siendo absurda y posee innumerables momentos ilógicos –o lógicos dentro de su ilógica lógica–, para decirlo bien es una película romántica de zombies –predecesora de ese fallido intento de innovación al género que posteriormente sería la insulsa Warm Bodies– y que remite de manera inmediata al mito de Orfeo y Eurídice: Curt y Julie son un par de adolescentes renegados en búsqueda de libertad, Curt vive bajo el yugo marcial de su padre quien es el mandamás en un centro del US Army en el que de manera secreta se experimenta con cadáveres para volverlos máquinas de guerra. No es muy difícil deducir qué es todo lo que sigue a partir de aquí y, sin embargo, lo más interesante es el curioso proceso de deshumanización por el que pasa Julie al momento de entrar en contacto con la sustancia química que la hace volver a la vida (inicia con una necesidad de punzarse la piel y perforarse para distraer con el dolor su apetito caníbal llevando esto al límite en su parte media) hasta hacerla ver efectivamente como una bestial máquina de guerra al estilo del Robocop de Verhoeven pero que en este caso se alimenta de carne viva para seguir subsistiendo y sólo se sensibiliza, se amansa, por las palabras de Curt; uno de los momentos mejor logrados (además de ese final donde las llamas dan un toque dramático precedido por una lograda escena de acción que involucra a otro zombie que porta un armazón metálico) es cuando luego de dejar un rastro de sangre así como unos cuantos zombies más en su paso por la ciudad y Julie es puesta en una jaula, sus captores (los científicos del ejército) como para confirmar que Julie ya no es quien Curt cree le han asignado, como si fuera una nueva y desconocida especie o una rata de laboratorio, el apelativo de espécimen 32. A pesar de tener un final rutinario, unas interpretaciones regulares y muchos baches en el guión The Return Of The Living Dead 3 es una interesante propuesta que viene a dar un extraño toque romántico necrófilo -y es hasta un buen estudio psicológico del tránsito por el que pasa un muerto reciente que es revivido hasta el estado en el que es gobernado sólo por el instinto de comer cerebros- a una saga que ya ha generado 4 secuelas y 1 documental pero que siempre ha vivido a la sombra de la magistral serie de películas de muertos vivientes creada por George A. Romero.
Eric Packer
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