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Chile Chile · Santiago
Voto de Lestat:
10
Drama De pie entre la multitud, un hombre ve cómo encierran a gente desnuda en un camión. Seguidamente nos muestra a su madre, la tumba de su padre, y nos habla sobre su vida. Este clásico y singular cortometraje del ganador del Premio del Jurado de Cannes por "Canciones del segundo piso", ha sido citado como uno de los más importantes de la historia. (FILMAFFINITY)
8 de mayo de 2011
105 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
Difícil cortometraje. Habla de la distorsión de la percepción de la realidad, lo que se llama alienación. De como el subconsciente nos protege de percibir la realidad, por lo agresivo que esta puede ser. Y no solo al personaje en cuestión, sino que también a nosotros, razón por la cual Andersson hace que éste nos vea continuamente, se voltee hacia nosotros, para que no seamos meros espectadores, sino que nos involucremos en esta tragedia que también nos alcanza.
Claro que abofetea más a los suecos, que en la Segunda Guerra Mundial se hicieron pasar por país neutral, siendo que tenían clara simpatía por los alemanes, mantuvieron con los mismos un comercio muy fluido, vendiéndoles hierro y piezas de artillería al partido nazi, al punto que al final de la guerra gozaban del estatus de país pujante y boyante, cerrando los ojos a las atrocidades que ayudaron a cometer. Esto no es algo que les guste escuchar a los suecos. Lo saben, lo mantienen en su subconsciente, pero no lo aceptan. Y Andersson se los echa a la cara sin miramientos.
Como decirlo, la película es perversa, muestra lo más malo de nosotros mismos, la continua negación a la que las personas se someten para negar la realidad. Esta es mi madre (la cual le tiende la mano y el la aparta), esta es nuestra tumba (¡la compró mi padre!), esta mi casa (no todos pueden, yo si puedo), voy a la iglesia y me persigno, y así, continuamente justificándose. Es incapaz de asumir que carece de referentes externos que justifiquen su existencia, es decir, está condenado a no ser, por lo que construye un arquetipo insignificante y destinado a desaparecer. Es decir, ¿cómo escapo de una sociedad fallida, manipuladora, en la cual percibo que soy parte de una masa y no un ente individual? Difícil, se requeriría una fuerza emocional y existencial tremenda para trascender de y a la misma. Andersson nos muestra a una persona muerta en vida, en estado de descomposición de lo cual lentamente va dándose cuenta, y hacia el final de la cinta siente los gritos y lamentos de los ajusticiados, pero su señora le dice que no, que duerma, que olvide.
Es una película muy complicada, difícil, no es condescendiente, que transforma un problema nacional (sueco) en una crítica para el resto de las sociedades. Aconsejo verla más de una vez para ir entendiéndola. A mi me queda grande, y con la clara sensación que se me escapa por mucho.
Lestat
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