Antes de meter un disco en un aparato reproductor DVD en particular, el sujeto propietario de dicho electrodoméstico ha calibrado una serie de datos para que sea precisamente ese el disco elegido de entre los miles de títulos que adornan las estanterías de algún videoclub (Videoclub: Dícese de establecimiento en serio peligro de extinción).

Normalmente, los puntos de referencias para tal elección suelen ser los siguientes:

º Nombre del director de la película.

º Nombre de los actores protagonistas.

º Sinopsis de dicha película.

º Impresión que dio en su correspondiente marketing.

º Haber sido recomendada por alguien de tu más plena confianza.

º Y por último, pero he de reconocer que no es muy fiable, leer críticas o ver "nota media" en cualquier página web en donde miles de personas opinaron sobre tal película. (No recomendable porque para gusto los colores).


Normalmente no hay más. Puede ser que me deje algún otro punto importante pero así a bote pronto creo que escribí la información que todos buscan para alquilar cualquier película.

También existe otro punto de referencia pero este es usado sólo por personas no muy empapadas de lo que se podría llamar "mundo cinéfilo": El aspecto de la carátula.

Como claro ejemplo supongamos que estás en tu videoclub con dos películas, una en cada mano, pensando en que como no has encontrado nada interesante, te vas a llevar a casa una de esas dos que siempre pensaste en que querías ver... pero que nunca te decidiste por llevártelas (así te puedes llevar años, pensando que algún día caerá pero nunca cae). Entonces oyes la voz de un tipo a tus espaldas, hablando supuestamente a su novia, y pronuncia la fatídica frase: "¡Esta tiene que estar buena!". Automáticamente, junto a todos los que pululan por el videoclub en tus mismas circunstancia, vuelves la cabeza para ver qué pequeña joya ha rescatado el tipo de la estantería y que por desgracia a ti se te habrá pasado. Al ver entre sus dedos una carátula en la que sale dibujada (y no digo fotografiada) una mansión tenebrosa, con un fondo semitransparente de la cara de una tía con ojos amarillos tipo gato y dentadura igualmente felina, te das cuenta que el pimpollo es una de esas personas a la que me refiero cuando digo "no muy empapada del mundo cinéfilo".

Pues bien, todo esto viene a que "Arac Attack" es una de esas películas a la que se le ve venir de lejos sólo por la carátula. Ideada para atraer al público despistado, con esa gran araña armando la de Dios justo encima del careto de gilipollas que luce David Arquette.

Entretiene levemente. Pero dista mucho de ¡Esta tiene que estar buena!.