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Voto de Hajime Saito:
7
Terror Una compañía de teatro está ensayando una obra en su local. Todo parece transcurrir sin novedad, hasta que uno de los miembros del reparto aparece muerto. Asustados, el resto trata de salir, para encontrarse que están encerrados en el teatro con el asesino... (FILMAFFINITY)
5 de diciembre de 2008
31 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Opera prima de Michele Soavi; director italiano de culto -hoy rebajado a realizador de telefilms- que entre finales de los ochenta y principios de los noventa, dirigió cuatro películas de terror bastante peculiares.

A mediados de la década de los ochenta había comenzado el declive del giallo y del cine de terror italiano en general. Mario Bava había fallecido. Dario Argento tras dirigir la infravalorada “Phenomena”, presentaba la muy discreta “Terror en la Ópera”. Fulci por su parte realizaría sus últimas películas, la mayoría de ellas bastante mediocres.
Entre lo poco destacable de la segunda mitad de esta década, se encuentra este curioso “slasher” que a través de un guión sencillo y funcional, retoma los valores estéticos del cine giallo y también algunos de sus consabidos defectos, a los que afortunadamente consigue sobreponerse con creces.

El film arranca con una escena espectacular, tras la cual se nos presenta rápidamente a los personajes, todos ellos trazados de forma desdibujada pero con un rasgo común: se trata de un grupo de perdedores; mediocres profesionales del mundo del teatro que nunca han conseguido triunfar, y que para ir saliendo adelante están participando en una delirante obra de lo más "kitsch" y hortera. El azar hará que al director, en un arrebato de oportunismo, se le ocurra un plan para potenciar el éxito de la obra, dando esto lugar a funestas consecuencias. A partir de aquí, la historia se desarrolla de forma lineal, recurriendo bastante a los típicos clichés del género. Pero en este tipo de films el guión no es lo más importante. Es la puesta en escena, la composición de planos, la creación de atmósferas recargadas y opresivas… en definitiva, la brillante imaginería visual, lo que convierte a estas películas en objeto de revisión, hoy que el cine de terror está más devaluado que nunca.

Con su ópera prima, Soavi se reveló como un alumno aventajado de Dario Argento (por aquel entonces, ya había trabajado con él como asistente durante los rodajes de “Ténebre” y “Phenomena”), tomando prestados varios elementos del cine de éste, como el uso de la cámara subjetiva o de decorados de aspecto siniestro, tales como los típicos maniquíes que tanto aparecen en los giallos.
Siendo ésta la película más convencional de las cuatro que dirigió Soavi en aquella época, no deja de contener detalles muy llamativos, como la extrema brutalidad y crueldad de algunas secuencias, o las curiosas pinceladas de surrealismo macabro, que se convertirían en una constante durante su corta etapa como director de cine de terror.
Hajime Saito
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