Haz click aquí para copiar la URL
Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
4
Romance. Drama En un suburbio de París con viviendas de protección oficial, la cámara de Kechiche sigue a un grupo de chicos que viven las batallas típicas de la edad. Se trata de una mirada nueva y fresca de los suburbios franceses que han protagonizado recientemente unas violentas revueltas que han puesto en jaque a la sociedad francesa. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni la primera ni la última, las películas que toman como mayor eje la puesta en escena teatral se reproducen al infinito. Por suerte, se puede afirmar que existen excelentes propuestas de este tipo: allí donde se cala la emoción contenida de cada actor, un primer plano, incluso un plano detalle puede transmitirle al espectador una empatía que durará días y, porque no, toda una vida en la memoria. Al margen de ésto, La escurridiza no es uno de esos casos.

Existen numerosas formas, variables, maneras narrativas para comunicarnos un estado de ánimo, una atmósfera, una situación determinada. Tanto en el cine como el teatro, los registros están, y esperan ser utilizados. La escurridiza se presenta ante el espectador como una película viciada de "tics": dilata las situaciones durante lapsos de tiempo que pueden llegar al hartazgo y transforma esta característica en una falencia crónica que atenta directamente contra el mensaje tan interesante que se propone transmitir.
La profesora de teatro decía: "el amor está condicionado por el origen social"; y esta premisa es el eje sobre el cual da vueltas la obra. Da vueltas utilizando el choque, el enfrentamiento y el griterío. Parece no cansarse, una situación lleva a la otra en una sucesión de causas y efectos gemelos entre sí; todo es igual, una escena imita a las otras.
Historia de amores contrariados que sin aviso y gratuitamente nos expone la violencia policial (¿A qué venía en este asunto?), que solo se proyecta hacia tantas otras violencias que pueblan el argumento: la violencia del amigo de Krimo; la violencia entre las adolescentes; la violencia de una profesora de teatro decididamente anti-profesional que estalla como gaseosa batida cuando falta el talento. El problema surge cuando se pretende marcar un contexto real francés pero utilizando un objetivo completamente distinto, la escena de la policia puede ser muy legítima desde un punto de vista real, pero esta desfazada dentro de una trama que se dirige hacia otro lado.
Sin silencios, esos que saben utilizarse tan bien tanto en el cine como en el teatro, de pronto La escurridiza se distrae y deja en primer plano a una Magalí sufriendo en silencio al descubrir que Krimo ya no gusta de ella. Su desengaño silencioso vale mucho más que cinco, seis y hasta ocho escenas que me dejaron los oídos perjudicados.
Juan Rúas
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow