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España España · Madrid
Voto de Sinzz3r:
8
Ciencia ficción. Drama. Romance Narra una historia de amor no convencional, ambientada en un mundo distópico, en el que según las reglas establecidas, los solteros son arrestados y enviados a un lugar donde tienen que encontrar pareja en un plazo de 45 días. El tema central es la soledad, el temor a morir solo, a vivir solo, y también al temor a vivir con alguien. (FILMAFFINITY)
27 de agosto de 2017
3 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Y si no pudiéramos comer, caminar por la calle o dormir solos? ¿Y si nuestra vida misma, para que tuviera sentido, tuviera que ser compartida, sí o también, con otra persona? Esta es la premisa con la que parte ‘La Langosta’ (The Lobster), la película del griego Yorgos Lanthimos, director que en sus películas muestra su faceta más misántropa y nos hace replantearnos cosas que tenemos más que interiorizadas, como el amor romántico/sexual, la pérdida de seres queridos (‘Alps’) o la socialización de toda la vida (‘Canino’), dándonos su mirada crítica y permitiéndonos crear la nuestra propia.

En ‘The Lobster’ nos encontramos con un mundo que se divide entre los que buscan la compañía (primera parte del film) y los que buscan la soledad (segunda). Ambos grupos sectarios y enfrentados, donde los primeros quieren acabar con los segundos (pues los solitarios se entienden como una enfermedad) y estos enseñar a los primeros que viven y siguen un dogma erróneo (buscar una pareja cueste lo que cueste). Además, las parejas tienen que cumplir un objetivo imprescindible: ambas partes de la pareja tienen que ser iguales, da igual sus preferencias sexuales, su ideología o su cosmovisión, lo importante es que formen una naranja igual; los locos con los locos, los cojos con los cojos, los que le sangran la nariz con los que le sangran la nariz. Y si no consiguen este propósito en un tiempo determinado, serán convertidos en el animal que ellos elijan. Si no puedes ser humano (=encontrar pareja), te espera el castigo (convertirte en un animal).

Mundo dividido en dos facciones que sin embargo no se perciben como enemigas para el espectador. Aquí es la soledad el enemigo a batir. Lanthimos nos está hablando constantemente, como cuando la voz en off dice que “es más difícil fingir que sientes algo por una persona cuando no lo sientes, que fingir que no cuando sí lo sientes”. El director piensa, quizá de forma no muy desencaminada, que hoy día lo damos todo con tal de no estar solos; es la soledad el motor que nos obliga a hacer lo que sea con tal de no sentirla, ya que el estar solo lo entendemos como homólogo a ser infelices, a estar tristes. La película refleja una dinámica agobiante y cada vez más extendida: nos refugiamos en la soledad en el amor con tal de huir del amor en la soledad.

Y como la soledad es aquello que batir, el ‘enamoramiento’ se presenta como la salvación. Enamoramiento que acaba implicando mentir y aparentar aquello que no eres con tal de ser aceptado en los esquemas de esta sociedad (no tan) distópica. Se prostituye el amor convirtiéndolo en una cárcel mental, en una prisión emocional, en algo mecanicista y autómata. No se entiende como fin en sí mismo, sino como instrumento para encontrar pareja. Porque somos egoístas, somos autocomplacientes y porque, en definitiva, tenemos miedo a estar solos. Yorgos Lanthimos ve este odio a estar solos, lo sabe y lo lleva hasta el paroxismo, ¿no queréis estar solos? Bien, convertiré encontrar pareja en una condición indispensable para vivir.

Vivimos viendo parejas desde que nacemos. El hombre ‘triunfador’ con la top model, la mujer que debe usar su cuerpo como reclamo y se ve arrastrada a ser un maniquí andante (pues en este mundo las mujeres no se entienden si no van detrás de un hombre) o los centenares de programas en prime-time que tienen como objetivo buscar parejas convirtiendo la primera cita y los primeros pasos de la relación en algo maquinal y rutinario. Como si encontrar al amor de tu vida fuera tan rápido como tener una cena de 20 minutos o tan fácil como elegir un personaje en un videojuego.

Vivimos fascinados de la espectacularidad que nos proporcionan todos estos cachibaches ideológicos (pues en definitiva son eso, herramientas que reproducen la ideología dominante), estupefactos por las películas Disney e impasibles ante la cruda realidad: que el amor es algo más que encontrar a una persona igual que a ti; lo fácil es vivir con alguien semejante a ti y no con alguien diferente (o contigo mismo).

Creemos que somos máquinas, que podemos patentar la felicidad y que tenemos fábricas para reproducirlas, pero en realidad somos hipócritas y egoístas. Nos alejamos de Kant o de Rousseau y le damos la razón a Hobbes o a Plauto. Cuando tenemos pareja queremos ser libres y bailar música electrónica todo el día, y cuando sucede esto vemos el abismo de la soledad y nos entra el vértigo de nuevo. Y mientras, nos repetimos consignas autodefensivas para creer ser felices, como si lo importante no fuera tanto serlo como que los demás piensen que lo somos.

Cada vez más cuando escucho a gente hablar de amor me viene a la cabeza que ¿por qué lo llaman amor cuando es egoísmo de lo que hablan? Quizá hayamos olvidado lo más trascendental, que lo importante no es que cenen con nosotros, sino que compartan su cena con nosotros. Compartir, tanto cosas buenas como malas sin olvidar que la autonomía del individuo debe de acompañarle toda su vida.

Tal vez, como Lorena Maldonado escribe en su gran artículo sobre ‘La Seducción’ (Sofia Coppola), el problema sea nuestra ‘sangre tan agua acuosa’, nuestra ‘raza tan pocha’ y lo ‘poco cachondos que estamos en este banquete de la revolución sexual’. Que la clave del amor (la seducción para ella) ‘está, quizá, en el sonido de una risa, en el olor, en el tacto, en el ping-pong dialéctico, en el látigo imperceptible de la pestaña’, pues ‘colgarse de una risa […] es muy parecido al amor: inexplicable, sombrío’. Inexplicabilidad perdida por todos estos programas, por el ‘neoliberalismo rústico’ (y su ‘espesa oferta sexual’), por el Tinder, por las películas que edulcoran el amor…

(SIGO EN ZONA SPOILER, SIN SPOILERS)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sinzz3r
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