Es una clara advertencia: es una serie de la BBC con lo positivo que ello implica, pero con patrones formales muy anquilosados, y un punto de vista bastante conservador. Es lógico dado que el creador del personaje fue "el príncipe de las paradojas" G.K.Chesterton, un brillante periodista y escritor a caballo entre los siglos XIX y XX cuya ideología bebía del tradicionalismo y del mundo antiguo -creó con otros pensadores europeos la Liga Distribucionista, donde plasma sus ideas económicas basadas en la doctrina social de la Iglesia-.
Después de este rollazo, decir que está deliciosamente filmada en la campiña inglesa, donde los asesinatos que resuelve en cada capítulo el bueno del Padre Brown parecen tan naifs como la ingenuidad y los jardines de los habitantes del condado.
Es pulcra e impoluta, pero tiene un formato resolutivo que le acerca para mal a la serie de los 80 "Se ha escrito un crimen" con Angela Landsbury. Los actores notables como suele ser la marca de la casa.
No recomendable para todos los públicos, puesto que se aleja mucho de lo que se hace ahora mismo en las series de las plataformas y portales innovadores hoy en día.