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España España · Almería
Voto de Gabriel Ufa:
7
Thriller. Drama Sam Bowden, un respetable abogado de una pequeña ciudad, ve cómo su tranquila vida se convierte en una pesadilla cuando Max Cady, un criminal que pasó ocho años en la cárcel por su culpa, no deja de acechar a su mujer y a su hija adolescente. La ayuda que le ofrece el jefe de la policía local resulta inútil, y él, legalmente, no puede hacer nada para alejar a Cady de su familia. (FILMAFFINITY)
8 de abril de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay en “El cabo del terror” muchos elementos que hacen de ella una buena película, aunque sin llegar a la excelencia. Es cine negro, hay mucha tensión y aparecen dos de los mejores actores de la historia del cine. Sólo por ello merece ser tenida en cuenta. Martin Scorsese la incluye en su lista de 85 películas imprescindibles, pero se debe, más que a la película en sí, a la actuación de estos dos magníficos actores.

Desde las primeras imágenes se aprecia la exquisita planificación y el dominio absoluto de Robert Mitchum con la cámara. Encarna a un tipo chulesco, listo y altivo que ha aprendido leyes mientras estaba en prisión y ahora, recién salido, pretende usar todos los recovecos que le permite la ley para impartir “su justicia”. Sin duda, un tipo de personaje, el de dudosa moral, que se le daba muy bien a Mitchum.

En contraposición, Gregory Peck, abogado elegante, serio, educado, equilibrado y familiar. El formidable tour de forcé entre estos dos mastodontes de la interpretación, cada uno en su rol, está asegurado.

El film va de menos a más, desde la tranquilidad de una pequeña ciudad del sur de Estados Unidos hasta el clima de pesadilla que envuelve el último tercio.
Lo mejor es el logrado ambiente de tensión que transmite y la descripción del personaje de Mitchum, del que podemos percibir el odio y el rencor cocinado a fuego lento. Destaca también la banda sonora de Bernard Hermann, colaborador habitual de Hitcochck, que proporciona el ambiente inquietante que requiere el film.
En el otro extremo, donde más flaquea es en algunos aspectos de la narración, que a pesar de su solidez, no llega siempre a la exquisitez.

Posiblemente, es la mejor película de J. Lee Thompson, especialista en películas de acción y bélicas, que alcanzó gran éxito con “Los cañones de Navarone” (1961).

A pesar del tiempo transcurrido, se mantiene como un buen ejemplo de thriller psicológico, creando en el espectador la sensación de desasosiego, injusticia e indefensión (como dice el policía, “o sobran leyes o no tenemos suficientes”).
Gabriel Ufa
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