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España España · Almería
Voto de Gabriel Ufa:
7
Drama Roma, 1880. Después de cerrar su panadería, el negocio del que vive toda su familia, Gregorio Ferramonti (Anthony Quinn) comunica a sus hijos Pippo (Gigi Proietti), Mario (Fabio Testi) y Teta (Adriana Asti) que en adelante tendrán que ganarse la vida por sus propios medios. Sin embargo, Irene (Dominique Sanda), la mujer de Pippo, una joven hermosa, calculadora y ambiciosa, utilizará sus dotes de manipulación para adueñarse de la ... [+]
1 de abril de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en el romance homónimo de Gaetano Carlo Chelli, “La herencia Ferramonti” es un buen ejemplo del melodrama europeo de los 70, conformado por un buen reparto y con ciertos toques de erotismo, marcado por el fin de la censura.

Hay en ella dosis de sexo, traición, familia, dinero, poder, alianzas, negocios, infidelidad, … La baza principal del film es la bellísima Dominique Sanda, con algunos desnudos integrales incluídos, que obtuvo el premio a la mejor actriz en el festival de Cannes por su brillante papel de Irene. Sanda interpreta a la hija de un pequeño comerciante, que contrae matrimonio con Pippo (Luigi Proietti), hermano de Mario (el apuesto Fabio Testi) y Teta (Adriana Asti), hijos todos de Greorio Ferramonti (un magnífico Anthony Quinn), que los considera indignos de su herencia, en el momento en que se aproxima su jubilación.

La película está ambientada en la Roma de 1880, una ciudad antigua, brumosa, sucia y en donde se respira la corrupción, concretamente en el trato de favor en los negocios de una pequeña burguesía creciente. Centrada en los pequeños comerciantes (la panadería y la ferretería), hay una lucha constante y a toda costa por llegar hasta el poder y el dinero.

La historia, corta y bien llevada por Mauricio Bolognini, se hace interesante por la ambición y/o corrupción que destilan sus protagonistas, especialmente las tres figuras principales (Sanda, Quinn y Testi), que ofrecen un buen nivel interpretativo.
La partitura de Ennio Morricone ayuda a crear el clima propicio entre melancólico y fracasado de una familia que lo pudo tener todo.

La puesta en escena no supone ninguna preocupación para Bolognini, pues la descuida bastante, y en general, no es una película de una técnica depurada (más bien todo lo contrario), de modo que Bolognini lo fía todo a la fuerza de la historia, la intensidad de sus actores y a su vigor narrativo, consiguiendo un resultado más que aceptable y saliendo triunfante del reto.
Gabriel Ufa
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