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España España · Almería
Voto de Gabriel Ufa:
6
Cine negro. Thriller Con la pandilla de Al Kruger a la cabeza, los gángsters de Nueva York prosperan gracias a una administración débil que ha enviado al duro policía Johnny Blake (Edward G. Robinson) a un barrio de las afueras. Los cerebros de la banda son un triunvirato de banqueros cuyas influencias políticas, financieras y sociales permiten la existencia de los gángsters. Cuando Bryan, un editor que hace campaña contra ellos, aparece asesinado, un gran ... [+]
15 de enero de 2012
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Destacada película de cine negro de la década de los 30, aunque lejos de los títulos consagrados del género como obras maestras tipo "Hampa dorada", "El enemigo público", "Soy un fugitivo" o "Scarface".

Como era habitual en el cine Warner de esta época, Edward G. Robinson, con su personalidad arrebatadora, es la estrella y Humphrey Bogart y Joan Blondell los secundarios. Robinson, en un papel menos convincente de lo habitual, se sitúa a uno y otro lado de la frontera que marca la ley, siempre con sus métodos expeditivos, aunque lo hemos visto más feroz otras veces. Mantiene una relación más de admiración que de cariño con la siempre luminosa Joan Blondell (acaso un romance parece imposible), una actriz con unos ojos como dos soles.
Es por ello que el film, en mi opinión, hubiera resultado mucho más consistente y rico si Robinson y Bogart hubieran intercambiado los papeles, pero la estrella indiscutible por entonces era Robinson, al que solían darle los mejores papeles, con más caché y relevancia que nadie.

El tema del film es la lucha contra el crimen. La corrupción, la extorsión, los asesinatos y demás fechorías mafiosas están escandalosamente extendidos por todo Estados Unidos. Para ello las autoridades, desbordadas ante esta oleada de maldad, ultiman un ambicioso plan, nombrando "ipso facto" a un alto cargo policial, Mclaren, el máximo responsable de la lucha contra el crimen, con plenos poderes y máxima confidencialidad.

El film resulta entretenido y tiene ritmo, pero no llega a la profundidad de otros coetáneos suyos y, bajo mi punto de vista, descubre sus cartas demasiado pronto, lo que claramente le resta emoción y un plus de intensidad que habría resultado conveniente para un mayor suspense.

Como era habitual en los 30, la Warner sigue con su valiente política de producir films de denuncia social de la corrupción de todos los estamentos (autoridades, jueces, banqueros, etc), con un marcado estilo realista – a veces se basaban en noticias de prensa- , lo cual le daría unos magníficos resultados tanto artísticos como económicos.

Como amante del cine negro, y especialmente de la década de los 30 y 40, he de decir que "Balas o votos" no está entre mis favoritas (cualquiera de las mencionadas en el primer párrafo las supera), pero siempre es un placer ver a Edward G. Robinson y Humphrey Bogart en oscuras tramas, y más si hay cierto pique entre ellos, como es el caso. Además está Joan Blondell, así que sólo queda disfrutar del espectáculo.
Gabriel Ufa
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