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Voto de Strhoeimniano:
10
Intriga. Thriller. Terror Cuando David intenta adelantar a un camión cisterna no se imagina que el conductor se lo tomará como una ofensa personal. A partir de ese momento, el diabólico camionero someterá a David a una persecución mortal... (FILMAFFINITY)
12 de junio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con guión del fabuloso novelista de ciencia ficción y terror, Richard Matherson (autor de una joya maravillosa: “El increíble hombre menguante”), debuta para el gran público el genial Steven Spielberg. Aunque aquí fue estrenada como película, es un telefilm realizado expresamente para la televisión, eso que en nuestra tierna infancia llamábamos “Estrenos TV.”
La historia no puede ser más inquietante: un viajante (maravillosamente interpretado por Dennis Weaver, que literalmente lleva todo el peso de la película), con el ánimo de ahorrar esfuerzo y tiempo, pasa de una carretera estatal a una comarcal (territorio desconocido); ahí empiezan sus problemas, pues sin ninguna razón aparente es atacado por un monstruoso camión.
El relato de Matherson es pleno en sugerencias, siguiendo al pie de la letra la ley del oro del terror: que un elemento extraño se cuele en la normalidad. Es la habilidad de Spielberg la que dota a este fantástico relato de resonancias oscuras. La película tiene un ritmo y un vigor apabullante, y está colmada de aciertos de dirección. Por ejemplo: la decisión de nunca mostrar al conductor del camión. Aunque aquí se tituló “El diablo sobre ruedas,” dando una ya una paternidad a ese mal que ni por asomo tenía. Lo cierto es que tal como lo muestra Spielberg el mal no tiene contornos ni rostro ni nombre; ni lo que es más importante: identidad. Al carecer de todos estos atributos, es un extraño, o lo que es lo mismo: un enemigo. Un enemigo que nos obliga a cambiar, a actuar de un modo tal que hace que se sienta extraño incluso para sí mismo. De ahí, la identificación suprema que tenemos con el protagonista a lo largo de toda la película.
Y todo esto con una producción mínima; pero ya vemos, cuando la idea es buena y la ejecución brillante, salen pequeñas joyas como esta, que incluso puede ser vista como un lejano (y secano) antecedente de su primer éxito mundial: “Tiburón”
En resumen: ¿Quieres pasar un buen rato viendo una pelicula? Pues ponte a tus anchas y viaja a este duelo magistral.
Strhoeimniano
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