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Voto de Strhoeimniano:
10
Romance. Drama Nueva York, año 1870. Newland Archer (Daniel Day-Lewis), un caballero de la alta sociedad neoyorquina, está prometido con May Welland (Winona Ryder), una joven de su misma clase social. Pero sus sentimientos cambian cuando conoce a la poco convencional prima de May, la condesa Olenska (Michelle Pfeiffer). Desde el principio, defenderá la difícil posición de la condesa, cuya separación de un marido autoritario la ha convertido en una ... [+]
9 de febrero de 2006
108 de 125 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fidelísima adaptación de la novela de E. Warthon; tanto es así que da la impresión de que Scorsese no hizo guión alguno y tomó la novela página por página (el guión lo firma un colaborador habitual desde “Made in Milan”, Jay Jocks, que firmaría la irreprochable “Gangs of NY”).
A primera vista, puede que no haya nada más extraño al director que mejor a filmado la angustia y la violencia de la sociedad actual norteamericana (y por añadidura, de todos nosotros por lo “colonizados” que estamos) que la plácida y vieja N.Y.; sin embargo, nada más lejos de la realidad: la violencia de esta película es tan sutil, y a la vez tan patente, como los hermosos encajes que ornan la sociedad elegante en la que nos sumerge “La edad de la Inocencia”. Aquí las pistolas desaparecen, no hay rastro de sangre; pero bajo el estricto protocolo, la hipocresía y la elegancia de la sociedad adinerada, todo esta más afilado que una navaja, y las miradas, cuando miran, lo hacen para controlar, sin que nada escape a ese control, incluida la libertad de amar.
La película narra una historia de amor imposible bajo códigos tan rígidos como los mostrados en otras películas suyas, como en “Uno de los nuestros”. En sí es un triángulo sutil entre el vástago N. Archer (maravilloso, Daniel D. Lewis) y la condesa Olenska (incomprensible que una actuación tan magistral como la que realiza M. Pfeiffer no estuviera nominada a los Oscar), esa oveja descarriada que desea divorciarse (todo un escándalo para la época y que da pie a que la familia contrate los servicios de Archer para que la asesore convenientemente) tras el fracaso de su matrimonio con un conde italiano. Completando este triángulo, la dulce, y aparentemente frágil, M. Welland, interpretada por W. Ryder, y que tampoco llevó su más que merecido Oscar, birlado por A. Paquin, la niña del “piano”.
Lo maravilloso de esta película es la dirección de Scorsese. Al igual que en el libro, la cámara de Scorsese (nunca fue más “artística” que en esta película) retrata hasta los detalles más menudos de esa sociedad haciendo casi un estudio analítico de todo ese telón de fondo que impide a los protagonistas tomar lo que desean. Cualquier gesto, hasta el más nimio, adquiere una extraordinaria expresividad, ya que el drama de esta película no viene por lo que sucede fuera, sino por lo que se cuece por dentro.
Los planos son reposados, de una cuidada puesta en escena, con insospechados travellings y relantizaciones de imagen, y una fotografía cuidadísima de su colaborador habitual M. Ballhaus, y, por supuesto, ese montaje que ya es marca de la casa realizado por la mano derecha del director: T. Schoonmaker. La ambientación, en su primera colaboración con Scorsese, la firma Dante Ferreti. Todo para hacer de “La Edad de la Inocencia” UNA PELÍCULA MEMORABLE.
Strhoeimniano
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